Artículos

El consejero bíblico


Mis padres se separaron... Y ahora ¿qué hago?


por Cristian Franco

Hay un «club» que día a día gana más integrantes. La condición para entrar no es pagar una cuota, inscribirse o hacer mérito. De un día para el otro uno pasa a ser parte sin siquiera buscarlo. ¿Cómo se les llama a los «afiliados»? «Hijos de padres separados». Y yo soy uno de ellos. Sí, así es. En 1985 mi padre se separó de mi mamá, y desde entonces tanto mi hermano Ezequiel como yo hemos pasado estos dieciséis años sin él.

Existe una gran cantidad de escritos que tratan sobre el matrimonio, otro tanto sobre cómo resolver los problemas que ocurren dentro de esa relación y algunos sobre la separación y el divorcio. No voy a ocupar estas líneas para hablar acerca del matrimonio, o si es bíblico o no divorciarse. Lo que sí haré es conversar contigo de corazón. Porque... ¿quién nos habla a nosotros, los que sufrimos de «segunda mano»? No hay mucha orientación cristiana al respecto. Se condena mucho, se aconseja poco y la tristeza inunda el corazón de miles, que cantan con sus labios pero lloran en su interior.

Y tal vez tú seas un hijo o una hija cuyos padres han roto su relación matrimonial. Pues bien, quiero ponerme a tu lado y hablarte desde el alma, como alguien que a los 24 años se sienta a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro sin tener a papá y a mamá juntos.

Tres Lágrimas Inevitables.

Cuando tus padres se separan pasan tres cosas inevitables dentro tuyo:

1).- «NO PUEDO MÁS, ¿POR QUÉ TUVO QUE PASARME A MÍ?» (TRISTEZA).
De pronto se fue. Ya no está. Papá o mamá dejó el hogar... ¿por qué? «Todos tienen a su papá, ¿y yo? ¿Por qué esto tiene que pasarme a mí?» La tristeza y la depresión te visitan apenas comienzan los problemas en casa y se adueñan de tu corazón cuando ocurre la separación. Cuidado, es normal ponerse triste, porque uno ama a sus padres. Pero el problema es dejarse dominar por la tristeza, y muchas veces lo hacemos.

2).- «POR MI CULPA... POR TU CULPA... POR NUESTRA CULPA PASÓ ESTO» (CULPA).
Otra cosa que sucede es que te sientes culpable. «Se fueron por mí», «Yo podría haber hecho algo para evitar que se divorciaran». O tal vez le echas la culpa a tus padres: «Mamá no lo cuidó, por eso él se fue con su secretaria. Papá no amaba a mamá, ¿para qué se casó con ella?» Y así elaboramos una lista sin fin de culpables, y mentalmente establecemos un juicio sin piedad contra todos, buscando aliviar la carga de enojo que tenemos adentro. ...

Continuar leyendo