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El consejero bíblico


Aconsejando en el dolor

por Clayton Bell

Es imposible describir el vacío que sentí cuando me llamaron por teléfono. No quería oír la noticia, y tampoco quería decírsela a Estefanía. Pero hay algunas cosas que no se pueden eludir ni demorar; y en esas ocasiones es terriblemente importante notar que, aunque yo soy inadecuado, Dios es completamente adecuado e idóneo.
PRINCIPIO I
Aunque muchas veces el amor y el consuelo de Dios vienen, por medio de personas, el consuelo es obra de Dios.
Aunque hay "un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Ti. 2:5), nosotros los ministros estamos llamados a completar lo que falta en los sufrimientos de Cristo por su cuerpo, es decir la iglesia (Col. 1:24). Dios es el Dios de todo consuelo. El es la fuente; nosotros los canales.
Unos años atrás una joven mujer que no era miembro de nuestra congregación, solicitó una cita conmigo. Su esposo había sido recientemente asesinado. Su pastor, de aproximadamente su misma edad, era casado y padre de varios niños. En el proceso de tratar de consolarla se comprometió tanto emocionalmente, que traspasó los límites ministeriales. La visitaba frecuentemente (pero sin la compañía de su esposa) e intentaba darle un apoyo que no tenía derecho a ofrecer. Ella presintió que algo andaba mal en toda esa situación.
Desafortunadamente, el pastor no se preguntó "¿Cuándo debe terminar el consuelo que ofrece una persona para dejar que Dios se haga cargo?" Un médico competente sabe cómo limpiar una herida, aplicar el antiséptico, suturar donde es necesario, vendar, y esperar el proceso natural de curación. Un doctor no es un curador. El ayuda en el proceso de curación que Dios controla y contribuye con la naturaleza. Un buen médico conoce sus limitaciones y tiene la paciencia de esperar que el proceso natural cure. Lo mismo ocurre con las heridas del dolor. Dios es el curador y los cristianos (tanto pastores como laicos) pueden mediar en su consolación; pero también deben saber cuándo retirarse para permitir que Dios efectúe su propia curación.
PRINCIPIO II
En el ministerio, debemos estar convencidos de nuestra esperanza, que es en Jesucristo.

¿Jesucristo resucitó de entre los muertos? ¿Estaba diciendo la verdad cuando dijo "voy a preparar un lugar para vosotros" (Jn. 14:2)? ¿Su resurrección realmente nos da la seguridad de la vida eterna, como cuando les dijo a Marta y a María "yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí aunque estuviere ...

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