Artículos

El consejero bíblico


Pruebas

por Daniel Zuccherino

Las pruebas y la obra del Espíritu Santo.
Dice la Palabra del Señor en 2 Corintios 1 (8-11):

8Porque no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia, porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida.
9De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos,
10 el cual nos libró de tan gran peligro de muerte, y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza. El aún nos ha de librar,
11 cooperando también vosotros con nosotros con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don que nos ha sido impartido por medio de las oraciones de muchos.

Biblia de las Américas.

La Biblia no nos indica aquí, a cual de las tribulaciones -a las que debió hacer frente el Apóstol Pablo durante su ministerio-, se refiere en este caso, al escribir a los hermanos de Corinto.
Hay varias especulaciones de los eruditos bíblicos, pero dos cosas son ciertas:
A) Aunque no se nos dice exactamente a que situación alude el Apóstol, se trataba ?sin duda- de una situación que podríamos llamar ??terminal??: Pablo ?concretamente- llegó al punto de perder la esperanza de conservar la vida.

B) El ministerio de Pablo es una verdadera sucesión de dramáticas circunstancias, de luchas, conflictos, y pruebas. En medio de toda esa adversidad el Apóstol arde de pasión al cumplir la tarea que le ha sido encomendada desde lo alto: Predicar a Cristo Jesús.

Todas estas tribulaciones y angustias tienen poco que ver con el ?evangelio? que muchos presentan hoy día: un mensaje que pasa por alto la prueba, facilista y que en términos prácticos niega la cruz.

He escuchado a cristianos sostener que un ?verdadero cristiano? no podría nunca estar preso o enfermo o ser pobre.
¡Esto no es lo que enseña la Palabra del Señor!
Cristo Jesús fue rechazado, perseguido, detenido y finalmente asesinado, obviamente no por ninguna desobediencia o pecado, sino precisamente por su fidelidad.

Lo mismo aconteció en toda la historia de la salvación con los profetas y los hombres fieles a Dios (Ver Hebreos 11:36-40) y luego de la victoria de Cristo y su resurrección, con aquellos cristianos comprometidos que ?pese a toda circunstancia- han permanecido ...

Continuar leyendo