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El consejero bíblico


Ministrando a matrimonios / Continuación

... iglesia. Personalmente, quedo a su disposición.

1. LA IGLESIA, UNA EXTENSION DEL HOGAR
La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, está formada por individuos. Personas de todas las razas, edades, condiciones y ambos sexos configuran el mayor colectivo plural de la historia de la humanidad. La integran personas con nombre y apellidos que han descubierto en Jesús la opción de la vida eterna y han recibido la Palabra de Dios como guía de sus vidas aquí en la tierra. No hay duda. Formar parte de la Iglesia no es el privilegio de una herencia familiar o tradicional. Uno forma parte de la Iglesia por decisión propia, no porque tu esposo o esposa o padres ya estén. Se dice que Dios tiene hijos, pero no tiene nietos.

La Iglesia es la congregación de todos los santos. Dibuje un círculo y muchas flechas que apunten hacia dentro. Eso nos da una pequeña ilustración de que nos integramos como individuos a la Esposa del Cordero de una manera individual e intransferible. Sin embargo, la iglesia local, forma palpable y visible de la Iglesia universal y atemporal, no sólo está formada por individuos. Allí nos juntamos matrimonios, familias completas, novios, viudos, divorciados con hijos y un sinfín de combinaciones que tienen una realidad social.

Cuando cruzamos la puerta del templo y entramos a participar de los actos, servicios o reuniones no dejamos atrás nuestras vivencias (y aún diría yo, carencias) del hogar. Todo lo contrario. La iglesia local se transforma en la suma de todos los hogares allí representados. No desaparecen los problemas. No se deja de ser padre, esposa, abuelo o hijo. Eso ocurrirá en el cielo, pero en la tierra todos nuestros roles, emociones y sueños permanecen con nosotros.

Hagamos un ejercicio rápido (si está dentro de sus posibilidades). Escriba ahora mismo en un papel una lista de todas las familias que componen su iglesia, incluso de aquellos que asisten solos. ¿Ya la tiene? Pues bien, ahora centre su atención en los matrimonios de esas familias, es decir, en Fulanito y Menganita. Fije sus nombres en su mente. ¿Cómo viven su fe? ¿Cómo están sus relaciones? ¿Cuál es el nivel de dedicación al Señor? ¿De qué manera están influenciando con el evangelio en su mundo?
¿Se ha dado cuenta que haciendo este ejercicio hemos cambiado el sentido de las flechas? Dibuje ahora otro círculo y con flechas que salen de dentro hacia fuera. En realidad lo que estamos viendo es que la iglesia local no puede dar más que lo ...

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