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El consejero bíblico


De Franciscanos y Rockefellers

Explorando el concepto bíblico del contentamiento

por Andrés G Panasiuk


De todos los principios financieros bíblicos que me toca enseñar al pueblo cristiano latinoamericano, el principio que más confusión produce es el principio del contentamiento. Raramente pasa un seminario de Conceptos Financieros Cristianos sin que alguien se ponga de pie para tratar de aclarar algún aspecto de este principio.
La confusión surge como consecuencia de dos tendencias filosóficas extremas y opuestas. Por un lado están los que yo llamo «Los Franciscanos» (o seguidores de la filosofía financiera que quiere imitar la imagen mental que tenemos de San Francisco de Asís), y en el otro rincón del cuadrilátero están los que yo titulo «Los Rockefellers» (los que tratan de imitar el estilo de vida del famoso millonario).
Tengo dos amigos, uno Rockefeller y otro Franciscano. Ambos están en el ministerio:
Mi amigo Franciscano cree que Dios nos ha llamado a una vida de privaciones y pobreza. Cree que el dinero es la raíz de todos los males y que cuanto más pobre es uno, más espiritual es. Tiene en mente a personas como Jorge Müller o la Madre Teresa de Calcuta y se opone acérrimamente a todo símbolo de materialismo en su vida familiar.
Mi amigo Rockefeller, por su parte, se aferra a la idea de que somos «hijos del Rey» y que debemos vivir como tales. Hace énfasis en versículos bíblicos que hablan sobre la prosperidad, y está dedicado a la tarea de arrebatar las riquezas de manos de los no-creyentes para llevarlas al Reino (mejor aún, si las lleva a su propia cuenta bancaria). El demuestra cómo Dios lo ha bendecido mostrándome sus joyas, su auto (que vale más que una casa), la escuela privada de sus hijos y la piscina que acaba de construir.
Ambos tienen razón y, al mismo tiempo, ninguno la tiene.
El problema de los Franciscanos
Si bien es cierto que Dios se opone a una vida entregada al materialismo, no es correcto dar por sentado que Dios llama a todos los creyentes a una vida de pobreza. Dios llamó a Jeremías a vivir y morir por Él en la más absoluta miseria. Pero Dios llamó a Ester a ser una princesa en el palacio real. Jesucristo llamó al joven rico a vender todo lo que tenía y entregárselo a los pobres, pero no parece haber hecho las mismas demandas de Nicodemo. Pedro, Pablo y los apóstoles fueron llamados a vivir y morir en persecución y pobreza, pero Teófilo y Filemón eran cristianos con poder y dinero en el Imperio Romano.
No ...

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