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El consejero bíblico


Tres personas que aseguran que los conflictos nunca se resuelven

por Jaime Mirón

Siempre ha habido, hay y habrá conflictos en la iglesia. En este número de AP estamos examinando el tema de los conflictos de varios ángulos para dar herramientas a la iglesia a fin de resolver los conflictos de una manera que agrade a Dios. Las iglesias que saben resolver sus problemas, a la larga disfrutarán menos dificultades porque no tendrán que cargar con los problemas no resueltos del pasado.

Sin embargo, hemos visto tres personas que suelen presentarse durante etapas de conflictos que aseguran que dichas dificultades nunca se resuelven, no producen soluciones duraderas sino enredos y nuevos problemas.

El primer personaje es El Ganador. Hay quienes creen que siempre tienen que ganar los conflictos. Argumentan, razonan y reprenden hasta que ganan. Si no pueden alcanzar el triunfo por medio de sus argumentos, vencen a la fuerza con palabras fuertes (o en algunos casos con violencia). Sea como fuere, nunca son los vencidos. Recuerdo a un hombre así, un vecino nuestro, que siem¬pre desacreditaba a su esposa: «Ella es una cualquiera; le falta cerebro; no puede tomar decisiones». Él, en cambio se creía perfecto. El ganador termina el conflicto con gran satisfacción personal (porque gana), pero no da valor a la relación con sus hermanos y los menosprecia. En el matrimonio la mujer que tiene que vivir con un "ganador" ter¬mina dudando de sí misma, con su autoimagen destruida, y para defenderse y protegerse aprende a vivir en un mundo propio. Hay personas con actitudes «ganadoras» que no son conscientes de ello.

El segundo personaje se llama El Resignado. Es común encontrar a un resignado casado con un ganador. El resignado aprende a serlo en la casa paterna, o bien el ganador lo crea por su manera de tratarlo. El lema del resignado es «paz a cualquier precio». Termina un conflicto con muy poca satisfacción personal, con el gran peligro de quedarse con raíz de amargura que termina contaminando muchos (He. 12:15). Sin embargo, da mucho valor a la relación con los hermanos y es posible que les tiene aprecio. Está dispuesto a vivir dándose por vencido para que no haya conflictos o para salvar un matrimonio. Esa tampoco es una manera de agradar a Dios en un conflicto.

El tercer personaje se llama El Negador. Otra manera de tratar con los problemas es negar que existen. Hace tiempo orienté a una pareja, y el esposo actuaba de esa manera. Después de catorce años de palabras abusivas, violencia (una ...

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