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El consejero bíblico


¡Éxito! / Continuación

... vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo?. (1 Cor. 15.10)

Es un tema recurrente en este espacio, pero no puedo dejar de mencionarlo cada vez que reflexiono acerca de la vocación ministerial. Me apena (en el sentido de tristeza pero también de vergüenza) la manera en que algunos hermanos promueven su servicio o sus logros ministeriales.

El Señor es quien conoce las motivaciones y las intenciones del corazón, por lo que no gastaré tiempo intentando dilucidar por qué se conducen de la manera en que lo hacen. Simplemente escribo acerca de lo que veo: los métodos de promoción que se utilizan y lo que genera en quienes todavía no conocen a Jesucristo como Señor y Salvador.

El éxito es mostrar a Jesucristo en cada mensaje, sonrisa, mirada, palabra y acción. Es pararnos a un costado y admitir que si no fuera por la gracia de Dios, no podríamos ni siquiera respirar. ¡Es darle el lugar que le corresponde al dueño de la Iglesia!

Éxito es decir la verdad

?Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros?. (Ef. 4.25)

Tal vez alguien pueda pensar que estaría de más señalar este elemento. Sin embargo, lo menciono porque la falta de autenticidad en el ministerio se ha tornado una práctica habitual.

¿Cuál es el objetivo de reportar un número irreal de miembros de una iglesia? ¿A qué responde la decisión de abultar las cifras de asistencia a un evento? ¿Por qué decir que ocurrieron cosas que no pasaron en realidad?

La vorágine que se vive hoy en día, propiciada en gran manera por las leyes del mercado, pueden hacerle creer a una iglesia, un ministerio o un hermano particular que la manera de crecer en importancia y recibir mayores aportes económicos se halla en el engaño.

¡Todo lo contrario! Somos exitosos cuando decimos la verdad y no confundimos nuestros logros con nuestros deseos. ¡Obremos para alcanzar grandes objetivos! Pero en el camino, acostumbrémonos a decir la verdad. ¿Acaso habrá otra manera de disfrutar la genuina bendición de Dios?


Éxito es sembrar el Evangelio

?Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con ...

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