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El consejero bíblico


Una carta personal

(para jóvenes desanimados que desean ser diferentes)

Por Cristian Franco

?El Señor se dirigió a mí, y me dijo: ?Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones?. Yo contesté: ?¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!? Pero el Señor me dijo: ?No digas que eres muy joven. Tú irás a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ordene. No tengas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra?. Entonces el Señor extendió la mano, me tocó los labios y me dijo: ?Yo pongo mis palabras en tus labios??.
(Jeremías 1.4-10a ? DHH).

¡Hola! ¡Muchos saludos en el Señor!

Te escribo esta breve carta en la confianza de amigo, hermano y consiervo en Jesús. Es cierto, tal vez mi edad ? treinta y dos años ? no me distancie demasiado de la tuya. Pero quizás las experiencias que viví y los momentos transcurridos me permitan hablarte desde un ángulo diferente al que estás acostumbrado. En otras palabras: no te escribo como padre (apenas recién en tres semanas comenzaré a disfrutar, junto a mi esposa Lore, de dicha bendición, con la llegada de nuestro primer hijo); tampoco como alguien lejano, ?allá arriba?, olvidadizo de las luchas, tentaciones y desafíos que acompañan la juventud. Sólo quiero hablarte como un hermano ? quizás un ?hermano mayor? ? para animarte a seguir adelante y lograr aquello que Dios desea de ti. ¡Porque es tan maravilloso servir a Jesús!

Voy a ser breve y directo, ¡como me gusta ser cuando hablo con personas con las que tengo confianza! Con un corazón sensible y lleno de pasión permíteme por favor compartirte algunos consejos para vivir a Cristo desde tu juventud y lograr servirle cada día de tu vida.

Nunca te olvides del llamado que Dios te hizo. Por supuesto, el llamado ?general? a todos Sus hijos e hijas (la ?Gran Comisión?), pero también del llamado específico que sabes ? ¡sabes! ? tienes de parte de Él.

Presta mucha atención a la gente que te rodea y lo que te dicen. Es de sabios pedir y recibir consejos. Pero sin embargo nunca permitas que dichas palabras ? humanas al fin ? interfieran tu decisión de seguir y obedecer al Señor. Porque algunos podrán decirte: -?Dios no te llamó para hacer tal cosa?, y otros quizás insistirán: -?Estás perdiendo el tiempo?. ¡A veces me pregunto qué le hubieran dicho estas personas a José durante sus años de ?oscuridad?, ...

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