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El consejero bíblico


¿Cómo llego a conocer la voluntad de Dios? / Continuación

... relación íntima con Dios. Si queremos saber cómo Dios piensa, es imprescindible conocerlo íntimamente.

2) Hay que tener fe (confianza) en que Cristo le guiará en sus pasos. «Sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11:6) «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti.
No seas como el mulo o el caballo, que no tienen entendimiento, que necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados» (Salmo 32:8-9 NTV). «Confía en el Señor con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar» (Proverbios 3:5-6 NTV). En el versículo 9 del Salmo 32, el escritor emplea el ejemplo del caballo y del mulo. El caballo ejemplifica a la persona que no tiene paciencia y siempre está corriendo, adelantándose a Dios. El mulo es aquel que nunca hace nada a menos que se lo fuerce. Hay que poner una bomba bajo este animal para que se mueva. Tenemos que movernos para que Dios nos pueda guiar, pero andando con precaución de modo de no adelantarnos a Su voluntad.

3) Tenemos que obedecer en las áreas que ya sabemos que son voluntad de Dios. Él no le dará más dirección si no es obediente en aquello que ya está revelado como voluntad divina. Por ejemplo, si una persona está jugando con el sexo fuera del matrimonio, que está estrictamente prohibido en la Biblia (Hebreos 13:4), no debe esperar tener más indicaciones acerca de la voluntad de Dios para su vida hasta que no obedezca en el campo sexual. Existe un principio de suma importancia: «la luz traerá más luz». Si ando en la luz hoy, Dios me dará más luz (otra vez) en una forma progresiva.

4) Es imprescindible aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida por adelantado, sin tratar de inspeccionarla primero. Demasiados oran diciendo: «Señor, muéstrame tu voluntad. Yo voy a pensar un poco para ver si voy a aceptarla o no». Sucede que algunos piensan que la voluntad de Dios será desagradable y que seremos miserables si la aceptamos.

Otros creen que la elección del cristiano se debate entre «lo que yo quiero hacer» (la felicidad) y «lo que Dios quiere que yo haga» (la infelicidad). Este concepto no es bíblico y proviene del diablo. Lea detenidamente Salmo 37:4: «Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón» (NTV, ver Salmo 103:13; Romanos 8:32). La voluntad de Dios es y será agradable para sus hijos.

5) Hay que asegurarse de entregar al Señor nuestro ...

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