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El consejero bíblico


La humildad en el uso de la BIblia

por Derek Bigg


Si deseamos de veras seguir a Cristo, nos empeñaremos constantemente en humillarnos bajo la poderosa mano de Dios. La humildad de que habla Pablo (Ef. 4:2, Fil. 2:3, Col. 3:12) no se conocía en el mundo pagano de la antigüedad. El término griego, que indica lo opuesto de la soberbia intelectual, no se usaba antes de la venida de Cristo. Pablo mismo lo acuñó. Supone no tener más alto concepto de sí que el que debe tener (Ro. 12:3). Se trata de una actitud mental que admite lo falibles y lo pecaminosos que somos.

No es fácil lograr la humildad intelectual. Paradójicamente ¡suele manifestarse menos en lo más espiritual: nuestro uso de la Biblia! Si la Biblia parece ser a veces un campo de batalla en vez de una fuente de edificación cristiana, es probable que la causa fundamental sea la soberbia. «Ciertamente la soberbia concebirá contienda» (Pr. 13:10).

El autor, al hablar de la Biblia y de la manera correcta de usarla, tiene que reconocer que no es omnisciente. No puede penetrar perfectamente en todos los aspectos de una temática tan amplia, sin posibilidad de equivocación. El lector, por su parte, debe estar dispuesto a cambiar de parecer si el estudio saca a luz puntos en los que anteriormente tenía conceptos poco acertados.

Nadie, por muy erudito que sea, lo sabe todo. Además, varios factores ?nacionalidad, antecedentes culturales y eclesiásticos, influencia de los padres, e incluso el temperamento? nos predisponen a seguir cierta línea. Apenas somos conscientes de estos factores. Pero hay que admitir humildemente que están ahí y que pueden afectar a nuestro tratamiento de la Biblia.

Acerquémonos, pues, a la Biblia con humildad. Esto supone que nos aferremos a las siguientes normas, que llaman la atención a varias vertientes prácticas del asunto:


1. Permanezcamos dentro de los límites de la revelación divina

La Biblia pone fronteras diciéndonos que hay cosas secretas que pertenecen a Dios. En cambio, hay cosas reveladas que son para el hombre. La humildad exige que respetemos esta distinción. Las cosas reveladas están relacionadas principalmente con lo esencial de nuestra vida en este mundo. Siempre tienen un objetivo sumamente práctico y espiritual. De aquí la declaración de Moisés: «las reveladas son para nosotros... para que cumplamos todas las palabras de esta ley (Dt. 29:29).»

Por contraste, las cosas secretas quedan escondidas en el cielo porque no nos ...

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