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Disciplinas libertadoras


Creer y confesar

Cómo llegar a ser un cristiano verdadero

Para recibir a Cristo no basta con creer; según la Biblia, la creencia tiene que estar acompañada de la confesión de Cristo ante otros. No me refiero a confesar en un confesionario, sino confesar a Cristo en público: en una reunión de la iglesia, en privado pero con amigos, en el trabajo o en la escuela. Significa no avergonzarse de Cristo sino confesarlo abiertamente, aunque de vez en cuando esa confesión trae sus consecuencias negativas. Romanos 10:9-10 dice: «Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres hecho justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo» (NTV). La salvación es personal pero no secreta; creer y confesar van juntos. ¿Usted cree en su corazón que Dios resucitó a su Hijo al tercer día? Si lo cree, entonces confiéselo con su boca. Al creer con el corazón queda hecho justo a los ojos de Dios, pero al confesarlo con la boca usted entra a la verdadera salvación.

Reciba a Cristo y crea en él, pues Juan 1:12 dice: «Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Al recibirlo, usted queda hecho un hijo de Dios, al recibir a Cristo usted tiene la salvación; es cristiano para siempre. En Juan 3:16 dice: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna». Al creer, queda justificado, queda hecho hijo de Dios y obtiene la vida eterna; esas son las marcas de un cristiano verdadero.

Él lo hizo todo en la cruz (1 Pedro 2:24), lo único que queda es arrepentirse de sus pecados, creer en él y confesarlo.

Luis Palau