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Disciplinas libertadoras


Bendecir una ciudad / Continuación

... Queremos verla renovada, cambiada, regenerada, feliz. ¿Quién puede tener la arrogancia de creer que puede cambiarla? ¿Hay alguna oferta de esto para la ciudad? ¡Yo se que sí!
¡Alcanzar una ciudad! ¡Bendecir a una ciudad! ¿Cómo podemos hacerlo? La respuesta es: la podemos bendecir, por encima de toda otra oferta, predicando a Jesucristo y su grandioso Evangelio transformador.
¡Hay poder en la proclamación de Jesucristo! Cuando se presentan sus hechos y Su Palabra en el poder del Espíritu Santo, las ciudades sienten su poderoso impacto. Porque este Jesucristo cambia la vida de los hombres. Al cambiar sus vidas, cambian sus hogares. Al cambiar vida y hogar, Cristo sacude a toda una ciudad. Es lo que queremos para Nueva York también.
Queremos ayudar a sacudir toda la ciudad -como San Pablo- con la predicación de la Palabra de Jesucristo y la adoración de Su Nombre. Pero la obra no se hace corriendo alocada y desorganizadamente, sino que es necesario hacerlo en el Espíritu. Es necesario hacerlo en la comunión del Cuerpo de Cristo que ya existe en esta ciudad.

LA TAREA

Es enorme la tarea. Hay que estudiar a fondo la ciudad. Hay que conocerla. Hay que reconocer sus capas sociales, los sectores de ella y dónde éstas viven. Hay que estudiar, preguntar y meditar sobre qué medios se emplearán para alcanzarla. Ellos difícilmente vendrán a nosotros. Nosotros debemos ir a ellos. ¿Creemos o no creemos que Él de veras puede cambiar miles y miles de vidas? ¡Toda persona salva lo cree! ¡Yo por mi parte no lo dudo en lo mínimo! Lo he visto con mis propios ojos en cada ciudad donde hemos estado. Cambian las vidas cuando reciben a Cristo en el corazón.
Todos unidos tenemos que avanzar e invadir esta ciudad. Todos los que conocemos y obedecemos al Señor Jesús, , debemos hacerlo al unísono. Es posible sacudir la ciudad. Yo creo en el poder del Espíritu Santo, en el poder de la Palabra proclamada y en el poder de la Oración. Y ésta ...

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