... llegar a esa vida eterna. Es la antesala de la eternidad, y precisamente el cristianismo nos prepara aquí para obtener ese cielo que nos promete Dios. Como dijo aquel historiador y escritor británico, C. Lewis:
?Ningún hombre está preparado para vivir la vida en la tierra, hasta que esté preparado para entrar al cielo?.
En el libro de Gálatas, capítulo 5 dice:
?Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, control de sí mismo; contra tales cosas no hay ley?.
Y Jesús nos dice en San Mateo capítulo 6:
?Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas os serán añadidas?.
Jesús está diciendo que cuando nos sometemos a Dios, Él promete suplir todas las cosas materiales que necesitamos aquí en la tierra para llevar una vida normal.
Cuando Cristo mora en el corazón, nuestro intelecto, voluntad, emociones y pensamientos se organizan de tal forma, que estamos siempre preparados para confrontar toda situación serenamente y tomar decisiones prudentes. La razón es que Cristo comparte con nosotros su amor, sabiduría y poder. El verdadero cristiano está bajo el control de Cristo, y por lo tanto, puede atender con confianza a los múltiples compromisos que se le presentan diariamente, cualquiera sea su profesión u oficio.
Luis Palau