primera parte, la terminología
por Elyse Fitzpatrick
(Nota del editor: En esta edición del CONSEJERO BIBLICO, presentamos el primero de dos artículos sobre el tema de la bulimia. Pero ¿no es un problema solamente de los europeos y norteamericanos? En los últimos meses hemos recibido pedidos de nuestros lectores de países tan distintos como son Argentina, Perú y México solicitando ayuda de cómo encararlo bíblicamente. Además saqué la siguiente cita de un diario en Santiago, Chile el año pasado donde dice:
«Quinientas mil mujeres estarían en riesgo de muerte por bulimia y anorexia en Chile, según el Colegio Médico y el Centro Neurosiquiátrico de Santiago. Estas patologías, que afectan principalmente a las mujeres entre 14 y 18 años, causan la muerte en el 20% de los casos. "Existe una gran carencia en nuestro medio de programas especializados a los cuales pueda haber acceso real por parte de la población y esto quizás se deba a la falta de conciencia sobre la prevalencia de esta enfermedad [véase la explicación abajo sobre el uso de la palabra enfermedad para representar la esencia de la bulimia]; pero también por razones materiales", dijo el director del Centro Neurosiquiátrico de Santiago.»
Es uno de los crecientes problemas que vienen con la globalización y cablevisión. Comenzamos con una definición de términos y concluiremos en la próxima edición con sugerencias tanto prácticas como bíblicas de cómo ayudar una persona con bulimia.)
¿Qué es la «bulimia»? Así como ciertas autoridades de la salubridad
exigen exactitud en los rótulos para alimentos, los consejeros deben hacer lo propio en cuanto a terminología. En cierto modo las «etiquetas» pueden ser útiles. Por ejemplo, como usted podrá apreciar en el artículo que acompañará a este recuadro he usado el término «bulimia», y usted sabe, sin demasiada palabrería, lo que quiero decir en líneas generales. Sin embargo, hay ciertos problemas innatos con los rótulos que hacen que yo sea renuente a usar la palabra «bulimia» con los aconsejados.
En primer lugar, el rótulo tiene la tendencia a promover la idea de enfermedad. La aconsejada puede creer que ella padece una enfermedad ya que tiene un problema con un nombre que parece médico y que se usa en la comunidad médica. «Tengo bulimia» puede llegar a usarse de la misma manera que «Tengo gripe» o «Tengo tuberculosis». En vez de decir: «Practico hábitos de bulimia», que es más exacto, la aconsejada ...