... bien y lo han destruido todo. De hecho, soy el último de los profetas que queda y por eso estoy escondido, para que tu obra no acabe conmigo".
A esto podemos llamar el "síndrome del profeta", al cual todos somos vulnerables. Nos sentimos solos (a veces nos hemos apartado de otros voluntariamente) y nos vemos como los únicos que llevamos a cabo un ministerio digno. Somos protectores de la dignidad de Dios.
En primer lugar, Dios asegura a Elías y a nosotros que no está solo, hay 5.000 más que permanecieron fieles. Una vez más, la Palabra de Dios destaca la importancia de buscar y tener comunión con otros fieles siervos del Altísimo. En segundo lugar, no nos engañemos, Dios no nos necesita para proteger su dignidad. Necesitamos ver a Dios como el Dios Soberano que está cumpliendo sus propósitos aun en medio de nuestras propias batallas e inconformidades. Él continúa construyendo su Reino aun en medio de nuestras aparentes derrotas.
Cuando el telón de la eternidad caiga, veremos que Dios no dejó nada sin finalizar, que no quedaron "hilos sueltos" para recoger. Todo habrá sido hecho a la perfección, a cabalidad.
Casi podemos escuchar una queja en los labios de Elías: "Señor, no has tomado buen cuidado de tu obra. Si no me hubiera escondido, todo tu plan estaría acabado. Gracias a Dios tuve el buen sentido de correr hacia el monte." La mayoría de las veces estamos llorando detrás de los matorrales, sin darnos cuenta de que el Dios Soberano continúa la tarea de la edificación de su iglesia y que "las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt. 16:18).
Algunos pastores y líderes están sufriendo más de la cuenta por no tener a nadie (aparte del cónyuge) con quien orar, con quien compartir las cargas, a quien rendirle cuentas, etc. No hemos sido llamados a ser "llaneros solitarios". Debemos pedirle a Dios que nos dé a alguien con quien poder compartir las cargas que llevamos (Gá. 6:2). A Elías Dios le dio a Eliseo, quien tomaría su lugar. No debe haber temor o celos. La obra es de Dios y Él a su debido tiempo tendrá a bien, levantar a alguien más para llevar la carga con nosotros y después de nosotros.
Si estamos en problemas en nuestro ministerio a causa del desaliento y estamos enfrentando frustración, cansancio, depresión, expectativas fallidas de nosotros mismos o de otros, ¿qué necesitamos hacer por encima de cualquier otra cosa? Si sabemos de alguien que está a punto de dejar el ministerio ¿qué le decimos? "Necesitas ...