... al menor incentivo que haya. He viajado mucho, he pasado incontables horas en cuartos de hotel solitarios, y la conclusión a la que he llegado es la siguiente: no existe campo neutral; o está minado, o está seguro: tiempo pasado con el Señor, en oración y en su Palabra. Trate de terminar su día en la Palabra, en oración. Comience su día en la Palabra, en oración. Es impresionante el resultado que eso produce sobre nuestra mente: ella queda más alerta ante los peligros, el Espíritu de Dios consigue nuestra atención con mayor facilidad, y pasamos nuestros días en el verdadero regocijo del Señor. No olvide de la advertencia de Proverbios 4:23 «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida».
(d) Asuma una posición de compromiso con Dios. Es increíble que Daniel tenía entre 14 y 16 años cuando «propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía» (Dn. 1:8). Todos conocemos el ejemplo de vida que fue Daniel. En Esd. 7:10 leemos que «Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de JEHOVÁ y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos». Fue otro ejemplo de un hombre íntegro. Si vamos a Job 31, tenemos otro compromiso interesante (y serio) que él asumió delante de Dios: «Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?... Si fue mi corazón engañado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo, muela para otro mi mujer, y sobre ella otros se encorven» (Job 31:1, 9).
(e) Asóciese a un grupo donde pueda «rendir cuentas». No nos gusta contar a otros cosas íntimas, pero si cada uno de nosotros tuviera 2 ó 3 hermanos comprometidos con el Señor que quisieran incentivarse mutuamente, eso puede ser de ayuda inestimable para mantenerse puro. Mi consejo es reunirse periódicamente (semanal o quincenalmente). Adopten preguntas francas y honestas, como por ejemplo:
¿Ha pasado tiempo en la Palabra y en oración?
¿Tuvo alguna actitud de codicia o de flirteo?
¿Estuvo expuesto a material sexualmente explícito, que no glorifica a Dios?
¿Se mantuvo irreprensible en asuntos financieros?
¿Permitió que alguna circunstancia en su vida le robara la alegría del Señor?
¿Mintió en alguna de las respuestas anteriores?
(g) No se contente con nada menos que una vida llena del Espíritu. Cuanto más tiempo pasemos con el Señor, más habremos de querer agradarle. Y cuanto más tratemos ...