... O quizás haya pensado sinceramente (pero sinceramente engañado) que el matrimonio iba a curar su mal. Ningún pastor o consejero cristiano debe sugerir el matrimonio como medio de sanidad. Además, hay muchos que viven una vida doble: años engañando a su pareja sin compartir su terrible secreto hasta que el sida lo descubre. El matrimonio no es señal de sanidad, aunque puede ser el resultado de un largo proceso de sanidad. Conozco a muchas personas que, después de tomar en serio su proceso de curación, llegaron a casarse, personas para las cuales el matrimonio antes era algo absolutamente imposible e impensable. Dios es fiel, y culmina lo que él empieza en la vida de sus siervos fieles. No debemos tener miedo de que las personas recuperadas se casen porque hemos visto muchos matrimonios felices, hombres y mujeres recuperados que han dado testimonio del poder de Dios y de la amistad y el apoyo de su cónyuge. Otros prefieren vivir solteros, lo cual también es un don de Dios (1 Co. 7:7). No es necesario casarse para probar que se ha alcanzado la sanidad.
Espero que este artículo sea motivo de esperanza a todo el que tenga una vida tocada directa o indirectamente por la homosexualidad. Es mi convicción y mi compromiso compartirles que los homosexuales pueden cambiar. Para Dios nada es imposible (Mr. 10:27).