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El consejero bíblico


La Palabra de Dios en el ministerio de aconsejar parte 1 / Continuación

... precisión.
3. La doctrina de Dios
A Susana le temblaba la voz. Su ansiedad era evidente: ?Empezaré a ir al consejero otra vez. Estoy terriblemente nerviosa. Ya he consultado a ocho terapeutas. Fui hospitalizada y hasta me hicieron terapia electro-convulsiva. He probado infinidad de tratamientos medicinales. He tratado de tomar resoluciones al empezar el año. He ido de vacaciones. He tratado de conseguir empleo y ver si mejoro. He probado grupos de apoyo. He acudido a especialistas en sanidad interior para ver si las cosas espirituales podían curar mis heridas internas. He cansado a todos mis amigos con tantos problemas que tengo. He tratado.
¿De qué manera la tarea que le asigne el consejero podría ayudar a Susana?
Los consejeros bíblicos se diferencian de todo otro sistema porque creen que Dios es quien cambia a las personas. El elemento distintivo de la consejería bíblica es la confianza en un Dios redentor que tiene poder para cambiar fundamentalmente el corazón del hombre. El consejero bíblico se ve a sí mismo no como el creador del cambio sino como un instrumento en las manos de Aquel que puede producir un cambio mejor del que todo consejero o aconsejado pueda esperar o imaginar.
El problema estriba en que en medio de la presión de las circunstancias y el egocentrismo de la carne, la gente saca de su mira a Dios. Pero éste no es un fenómeno novel. Cuando acampó frente al Mar Rojo, el pueblo de Israel se sintió aterrorizado al ver que el ejército de Egipto los perseguía. Israel perdió de vista a Dios, dejó de ver su amoroso control y su propósito redentor. Los primeros versículos de Éxodo 14 dejan en claro que la situación no estaba fuera de control, que Israel no había sido abandonada y que Dios tenía un propósito para toda esa experiencia.
El pueblo de Israel no difería mucho de Susana. Como había sucedido con Israel, Susana perdió de vista a Dios y perdió de vista el señorío divino sobre las circunstancias, y el poder divino para permitirle hacer todo lo que Él la había llamado a hacer en medio de lo que Susana estaba experimentando. A menudo los aconsejados no interpretan las circunstancias desde la perspectiva de la gran verdad de que Dios existe, y continúa teniendo control amoroso y redentor sobre todas las cosas. Y como no interpretan su situación de acuerdo a Dios, a su carácter y a su obra, ellos responden a lo que sucede como si estuvieran solos. El no estar conscientes de Dios moldea el razonamiento y el comportamiento ...

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