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El consejero bíblico


¿Le estoy abriendo la puerta al diablo? / Continuación

... del enemigo y así desacreditar el nombre de Dios entre los inconversos.

Proveyendo para los deseos de la carne
Uno de los apetitos humanos más fuertes es el sexual. Pablo garantiza que durante etapas de vulnerabilidad Satanás tentará al creyente. Por eso exhorta al casado: No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio (1 Co. 7:5). No es por demás que el apóstol advierte: No proveáis para los deseos de la carne (Ro. 13:14 RV); Huyan de la inmoralidad sexual (1 Co. 6:18); Huye de las malas pasiones de la juventud (2 Ti. 2:22).
Debido a que este tema ha sido piedra de tropiezo de tantos siervos y siervas del Señor, vale la pena considerarlo. En primer lugar, como hemos indicado más arriba, el enemigo busca momentos cuando el creyente es vulnerable, es decir con las «defensas bajas». Observe cómo el rey David fue imprudente, y le facilitó las cosas a Satanás: ?era la época en que los reyes salían de campaña, David... se quedó en Jerusalén. Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio... (2 S. 11:1-2). En lugar de estar en la campaña, David estaba en el palacio, aprovechándose de la tranquila posición del reino consolidado ?época de sus mayores conquistas. David no era un joven inexperto ?tenía cerca de 50 años. Su mente no estaba ocupada ni en los asuntos del Señor ni en cuestiones de estado. En medio de aquella ociosidad, David toma su siesta, despierta, y va a pasearse en la azotea del palacio, como quien no tiene nada que hacer... Satanás sabía que tenía las «defensas bajas» y al ver a la bella Betsabé que se estaba bañando, esto pasó a ser para el rey algo provocador pero no irresistible. El problema es que una vez que proveemos para los deseos de la naturaleza pecaminosa cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado (Stg. 1:14-15).
Los siguientes pasos son bien conocidos y como asegura un amigo mío «así violó cada uno de los diez mandamientos»: (a) David manda a preguntar quién es la mujer. (b) Toma ventaja de su autoridad como rey, y manda a buscarla. Satisface su codicia sexual, y la mujer vuelve a su casa. (c) David se sumerge más hondamente en su pecado y manda a llamar a su esposo Urías, uno de sus hombres ...

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