... Como si la iglesia le dijera al predicador: «No nos hables de ti háblanos de Jesús. Que no seas tú, que sea Jesús».
Juan no llevó gente tras sí, la llevó ante el Señor Jesucristo.
Dios utiliza en la tarea evangelística y misionera a los hombres y a las mujeres que dejan de ser para que Cristo sea, que le dan toda la gloria, todo el honor, todo el imperio al Señor Jesucristo. Los líderes contemporáneos somos demasiado visibles, los líderes contemporáneos somos demasiado audibles, los líderes contemporáneos somos demasiado tangibles y la gente como que nos quiere decir, «Hermano líder, pastor, obrero, misionero, querríamos ver a Jesús, no a ti. Querríamos oír a Jesús, no a ti». Nuestro privilegio es que no nos vean, que no nos palpen a nosotros sino que vean y palpen única y exclusivamente al Señor Jesucristo.
Hombres ha habido a quienes Dios ha usado en un campo, pero se comenzaron a llenar de soberbia y al llegar a la prominencia no actuaron como Juan. Se han hecho famosos, fuertes, poderosos y han cedido a la tentación de ser, de sentir que merecían ciertos privilegios, ciertas atenciones, ciertas consideraciones, ciertos reconocimientos, y Él que es celoso, que no comparte su gloria con ninguno, los rae; los rae del ministerio cristiano, y aunque ahí están, más que viviendo están vegetando, porque ya dios no los está utilizando.
El hombre a quien Dios emplea, es un hombre que deja de ser para que Él sea, que muere para que Cristo viva, que trabaja, que da, que sirve, sin importar para quién sean los créditos y los reconocimientos.
Dios no está usando. Dios quiere usarnos más si nosotros exhibimos un perfil, como el perfil que hemos presentado en este escrito. Que dentro de algunos años, pocos o muchos, qué sé yo, Él lo sabe, usted, usted y yo, y cada uno, habremos dejado nuestro lugar, pero los vecinos, los amigos, los parientes y todos aquellos a quienes servimos y ministramos, van a expresarse respecto de nosotros. Que su expresión sea: «A la verdad, Juan, Pedro, María, Marcelino, a la verdad ninguna maravilla hizo; pero todo lo que él dijo, todo lo que pregonó respecto de Jesucristo, era verdad, la pura verdad».
«Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan; y ahí se quedó. Y muchos venían a Él y le daban este testimonio: Juan [el precursor, el bautizador, el heraldo del Rey], Juan a la verdad ninguna señal hizo; pero todo, [absolutamente ...