... lógico que las puertas de los hogares se abrieran al Evangelio como muestra de gratitud por la liberación que representaba y por el amor que se estaba experimentando. El caso de Lidia desbordó de hospitalidad hasta el punto que ?obligó? a Pablo y sus acompañantes a quedarse en su casa.
Posiblemente usted también ha experimentado como yo esta situación. Viajar a otra ciudad o país y ser recibido por auténticos desconocidos que los han atendido como si fueran amigos de toda la vida. Es un privilegio especial que otorga la acción del Evangelio. Pero seguramente también conocerá de casas que son muros infranqueables, cerrados al compañerismo fraternal, llenos de problemas y resquebrajados.
¿Recuerda la lista de matrimonios que ha escrito antes? Escriba al lado de cada pareja una ?H? si usted cree que es hospitalaria o una ?P? si es más bien problemática. Claro que también puede ser hospitalario y generoso, y al mismo tiempo tener problemas de todo tipo. Pero lo que le estoy pidiendo es que haga una evaluación rápida de cada uno de los matrimonios de su iglesia.
3. EL MATRIMONIO, SU PODER DE INFLUENCIA
El matrimonio tiene una característica endógena: nace y crece dentro de sí mismo. Es una especie de narcisismo que le lleva a contemplarse intentando encontrar su hermosura y su grandeza. El esposo y la esposa buscan su propia satisfacción, el uno en el otro y también el uno a costa del otro. En este sentido el matrimonio es excluyente, aleja a los demás para centrarse en ambos esposos. Y debe ser así. La voluntad de Dios es que abandonen a padre y madre para que se unan y sean una sola carne. Nadie debe participar de esa intimidad. No puede haber una tercera persona, ni siquiera la presencia de los hijos debe alterar el diseño divino.
Pero he observado en muchas parejas cristianas que con la sana excusa de preservar su matrimonio ante injerencias externas (suegros, hijos, iglesia, etc.) tienen la tendencia a aislarse de los demás o de menospreciar su influencia y valor en la vida de la iglesia. En el matrimonio existen las dos ?eses?: sábana y sudor. Sábana nos habla de intimidad, reciprocidad entre ambos, comunicación y amor. El sudor nos habla de trabajo, esfuerzo y voluntad permanente. Mientras lo primero atañe exclusivamente al esposo y a la esposa, lo segundo afecta a los que les rodean.
He aquí la fuerza y el poder que un matrimonio ejerce en la dinámica de una iglesia. Es el elemento aglutinador entorno ...