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El consejero bíblico


Trabajando juntos / Continuación

... lo que hay que hacer y asignamos responsabilidades específicas a personas, ellas harán el trabajo. Cierto es que debemos explicar la tarea a realizar con claridad y, en algunos casos, entrenar para ella. Pero esto produce un alto rendimiento. Más personas participarán en la obra. John R. Mott, el conocido misionero y hombre de estado solía decir: «Prefiero dejar que diez hombres hagan el trabajo que hacer el trabajo de diez hombres».

En segundo lugar, no delegamos porque tenemos miedo de perder el control. Algunos de nosotros nos volvemos bastante ansiosos e inseguros cuando otros deben tomar decisiones y dirigir. Creemos que nos han quitado la capacidad de tomar decisiones. En la obra cristiana necesitamos aprender a confiar en otros. Además, no perdemos el control puesto que, si somos sabios al delegar, todavía mantendremos nuestra supervisión. Los que han recibido una tarea específica deben responder ante nosotros.
¿PODEMOS APRENDER DEL MUNDO EMPRESARIAL?
¿Deben los líderes cristianos tomar modelos de liderazgo extraídos del mundo empresarial? Sí, siempre que éstos hayan sido cuidadosamente sopesados y santificados. Los autores de libros y manuales empresariales proponen sus principios y comparten su visión en base a su investigación y a las experiencias de los que dirigen grandes empresas. Si bien admiramos sus objetivos de excelencia y eficiencia, nunca debemos dejar que éstos se conviertan en fines.

Queremos hacer un buen trabajo porque así damos gloria a Dios. Por supuesto, podemos aprender mucho de planificación por objetivos, control presupuestario, eficiencia organizativa, cómo medir lo conseguido y motivar a los empleados. Sin embargo, hay diferencias fundamentales. Las grandes empresas cuentan con un ejército de empleados bien entrenados. Las iglesias, en general, con voluntarios a tiempo parcial. En cl mundo empresarial hay, por lo general, una cadena de mando; los ejecutivos dan órdenes que deben ser obedecidas. Pero en el servicio cristiano debemos inspirar, influir y motivar a nuestros compañeros cristianos. No podemos ordenarles como si fueran subordinados. La mayoría de las iglesias y organizaciones cristianas tienen fondos y recursos limitados y no pueden permitirse el apoyo de procesadores de texto, ordenadores y hábiles secretarias. Así que necesitamos adaptar los principios y procedimientos empresariales a nuestra situación particular. Como mayordomos de Dios debemos intentar hacer el mejor uso posible ...

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