Artículos

El consejero bíblico


La humildad en el uso de la BIblia / Continuación

... el mundo evangélico? son más sutiles. No somos siempre conscientes de ellas; pero es cierto que tocan muchas áreas de nuestra experiencia.

Tradicionalmente se concentra gran parte de nuestra evangelización en cultos evangelísticos. Estos combinan, inconvenientemente, adoración propia de creyentes y predicación para incrédulos. Los cultos se ajustan perfectamente a nuestra cultura evangélica. Todo nos es familiar: ambiente, lenguaje, música. Para los incrédulos, en cambio, es una cultura desconocida. En esta situación ?cómoda para nosotros pero ajena a los incrédulos? se intenta explicar el evangelio.

Los cultos tradicionales tienden a moldear nuestro concepto de la evangelización. Quizá estemos tan condicionados por la tradición que se descarta efectivamente el enfoque bíblico. ¿Hemos pensado alguna vez que la iglesia primitiva se ajustaba a la cultura de los incrédulos, y no al revés (1 Co. 9:19-23)?

Por diversas razones ?entre ellas la insatisfacción con cultos evangelísticos y la sensación que en éstos no hay comunicación adecuada con la gente? muchos cristianos emplean hoy día nuevos métodos evangelísticos. Algunos de estos métodos ponen el énfasis en la música o las artes visuales que pueden tener el mismo efecto y desviarnos de las enseñanzas bíblicas.

Ciertos medios comunican el mensaje que el evangelio es para divertir o para permitirnos escapar de los problemas de la vida. Si se proclama en el mismo contexto que nuestra rebelión contra Dios merece el infierno, tenemos una receta para la confusión.

El único modo de evangelización que autoriza el Nuevo Testamento es la comunicación verbal de la verdad (2 Co. 4:1-2), es decir la comunicación por palabras, sean habladas o escritas. ¿Por qué es así? Porque renacemos por la palabra de Dios (Stg. 1:8, 1 P. 1:23); y la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo (Ro. 10:17). De aquí el vocabulario típico que se usa para describir la evangelización: discutir, declarar, exponer, anunciar, persuadir, testificar, proclamar, enseñar (Hch. 17:2-3, 18:4, 28:23, 30-31).

Pensemos ahora en el cuidado espiritual. En esta esfera nos enfrentamos con otra tradición evangélica. Según esta tradición, el cuidado espiritual es la responsabilidad exclusiva del pastor, de los ancianos o del consejo de la iglesia. Este modo de pensar tiene sus raíces no en la Biblia sino en un fenómeno que se encuentra en muchas religiones no cristianas y, más extensamente, ...

Continuar leyendo