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El consejero bíblico


La importancia de las diferencias / Continuación

... hecho de que formar un hogar es muy fácil y todo va a salir bien y sin problemas si tienen a Jesús en su corazón y asisten a la Iglesia. Esa es una falacia. Así no funciona la filosofía enseñada por nuestro Maestro Cristo Jesús. Hay que ser claros y sinceros, sin volvernos paranoicos.

En este sentido, como consejera he descubierto que al darle a este tema un giro espiritual, ellos lo entienden mejor. Les digo: ?Ustedes van a tener muchos problemas en el matrimonio?.todos los tenemos. No hay pareja en el mundo que no los tenga, por el simple hecho de que se casan dos personas que son diferentes, con gustos y deseos diferentes?con un libido sexual diferente, etc. PERO, la principal razón por la que, como consejera, debo advertirles de que van a encontrar problemas, es que tienen un enemigo furioso que los va a estar atacando constantemente. Ese enemigo, Satanás, está furioso porque se está formando un nuevo hogar CRISTIANO. Eso significa que viene en el futuro una generación CRISTIANA. Eso pone a Satanás furioso. Y ¡ataca, confronta, divide! ¡CUIDADO! Ustedes no se dejen vencer. Ataquen de frente también. Usen las armas descritas en Efesios Cáp. 6, PERO agréguenle, con constancia, fuerza, voluntad propia y lucha constante, el AMOR. ¡Luchen por su matrimonio! Colaboren los dos: cambien métodos, conductas, palabras. Busquen consejo. Oren juntos SIEMPRE y todos los días. Practiquen el perdón. CIERREN LA PUERTA A SATANAS. ?

Nunca me he encontrado con una pareja (y he aconsejado a cientos de ellas), que no reaccione positivamente. Han pasado los años y me llaman, o me las encuentro y me dicen: ?Nuestro matrimonio está firme y sólido. Nuestros hijos son cristianos. La Biblia y la oración son primordiales en nuestro hogar. ?Dios se ha glorificado y se ha cumplido el deseo de Su corazón: que traigamos hogares e hijos al mundo PARA SU REINO Y SU GLORIA.

¡Que gran privilegio tenemos de ser partícipes en el proceso de formar nuevas generaciones para el ¡Reino de Dios y Su Iglesia!