... estima de las Escrituras y el entusiasmo por comprenderlas correctamente (2 Timoteo 2:15).
Orar por discernimiento
El segundo paso es la oración. Ésta, por supuesto, naturalmente sigue al deseo. La oración es la expresión hacia Dios del deseo del corazón.
Cuando Salomón fue coronado luego de la muerte de David, el Señor se le apareció en un sueño y le dijo: «Pide lo que quieras que yo te dé» (1 Reyes 3:5). Salomón podría haber pedido riquezas materiales, poder, victoria sobre sus enemigos, o lo que quisiera. Pero Salomón pidió discernimiento (v. 9). La Escritura dice: «y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto» (v. 10).
Fíjese que Dios alabó a Salomón porque su pedido fue completamente altruista. «Porque has demandado esto y no pediste para ti» (v. 11). El egoísmo es incompatible con el verdadero discernimiento.
La Iglesia evangélica moderna ha producido una generación de creyentes tan centrados en sí mismos que no pueden tener discernimiento. Sólo les interesa el beneficio personal, incluso en aspectos espirituales. Solamente les importa que se satisfagan las necesidades que ellos sienten.
Aunque Salomón tuvo oportunidad de pedir larga vida, prosperidad personal, salud, dinero, ignoró todo eso y en cambio pidió discernimiento. Por ello Dios también le dio riquezas, honor y larga vida mientras siguiera en el camino del Señor (v. 11-14).
Santiago 1:5 promete que Dios responderá generosamente a la oración por discernimiento: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada».
Obedecer la verdad
Alguno señalará que con toda su sabiduría, sin embargo Salomón fue un fracaso al fin de su vida (1 Reyes. 11:4-11). «...su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David» (v. 4).
Pero Salomón no falló repentinamente al final de su vida. Las semillas de su fracaso fueron sembradas al comienzo. El mismo capítulo que nos habla del pedido de discernimiento de Salomón, nos dice que Salomón «hizo parentesco con Faraón rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón» (1 Reyes 3:1). El versículo tres dice que «Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos».
Desde el comienzo su obediencia no fue completa. Seguramente con toda su sabiduría sabía lo correcto, pero toleraba la transigencia y la idolatría entre el pueblo de Dios (v. 2) ...