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El consejero bíblico


Diez características distintivas de la Biblia 2/3 / Continuación

... Su gran propósito es crear un pueblo especial, un edificio espiritual que consiste en «piedras vivas» (1 Corintios 3:9, Efesios 2:21-22, 1 Pedro 2:5). Con arreglo a ese propósito, Dios preparó un plan en la eternidad y ha venido realizándolo a lo largo de la historia. La teología saca a luz los rasgos distintivos de este plan y nos enseña cómo se relacionan las diversas partes del mismo.

El propósito central de Dios se puede resumir en una sola frase: «Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.» Este es un hilo que se observa en toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis (Génesis 17:7-8, Apocalipsis 21:3). Es un hilo teológico que de vez en cuando se expresa por palabras explícitas (por ejemplo Jeremías 32:38, 2 Corintios 6:16). Pero se ve con más frecuencia en sucesos históricos. Pongamos una ilustración.

Cuando Rebeca, mujer de Isaac, se dio cuenta de que esperaba gemelos, Dios le explicó que representaban dos pueblos y que uno de ellos predominaría sobre el otro (Génesis 25:21-26). Fue una etapa crucial en la creación por parte de Dios de un pueblo especial. Jacob, no Esaú, había de ser el instrumento por el cual el propósito central de Dios se llevaría a cabo. A pesar de que Esaú conspiró con su padre para frustrar ese propósito, Dios contrarrestó sus intenciones y Jacob recibió la bendición de Isaac (Génesis 27:1-29).

Siglos después, el profeta Malaquías reconoció que Dios había obrado soberanamente en las vidas de Esaú y Jacob (Malaquías 1:1-3). Y al cabo de otros quinientos años, el apóstol Pablo escribió en términos similares acerca del cumplimiento del propósito divino mediante la elección de Jacob (Romanos 9:10-13).

La liberación de los israelitas de Egipto fue un acontecimiento de gran significado teológico. Fijémonos en dos puntos. Primero, la promesa divina de redención se dio junto con una reiteración del propósito central de Dios: «os redimiré con brazo extendido? y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios» (Éxodo 6:6-7). Segundo, la redención se describe como un éxodo: «yo os sacaré?» (Éxodo 6:6).

Concusión: redención y éxodo son teológicamente casi sinónimos, y están estrechamente relacionados con el adelantamiento del plan divino de crear un pueblo especial.

El éxodo estableció un modelo que se iba a repetir más de una vez. Desde tiempos de Moisés en adelante, los temas entrelazados de redención, éxodo y pueblo especial forman parte integrante del tejido de las Escrituras. ...

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