... los sucesos en la vida de Daniel y sus compañeros en el cautiverio en Babilonia deben analizarse a la luz del compromiso de estos muchachos con Dios: ellos resolvieron no contaminarse y actuaron en consecuencia.
¡Hay enemistad entre el reino de tinieblas y el reino de luz!. Nosotros somos llamados a rechazar las tinieblas, sus valores, sus costumbres, su música, y vivir por fe ? no por legalismo- los valores y la cultura del Reino de Dios.
¡Quiero hacer un llamado a todos mis hermanos y muy especialmente a los jóvenes a plantarnos también nosotros en un compromiso radical y total con el evangelio del Reino!
El pasaje que estamos considerando nos presenta a tres jóvenes que, de pronto, son confrontados con una prueba concreta y terrible. En Babilonia, una ciudad corrompida y pagana, llena de ídolos e inmoralidad, el rey crea un nuevo ídolo y todo esto genera un movimiento tan colosal como inútil.
Llenos de ídolos buscan uno nuevo, esa es la realidad de todo lo que pretende reemplazar a Dios: nunca satisface. La Biblia dice que la idolatría es vanidad (Jeremías 18:15).
Esto se ve claro en aquellas personas que hacen un ídolo del dinero. Alguien contó que una vez le preguntaron al hombre más rico del mundo: ¿Cuánto dinero es necesario para ser feliz? Y el hombre respondió: ?solo un poco más del que yo tengo?.
Lo repito: nada de lo que pretenda ocupar el lugar de Dios satisface el alma humana. Solo Él puede dar respuesta al clamor del corazón del hombre.
Volvamos a los compañeros de Daniel: hay un edicto, y quedan solo dos caminos, solo dos opciones: la adoración idolátrica o la obediencia al Señor y su inevitable consecuencia: el horno de fuego.
Quizás ellos se habrán sentido tentados de buscar algún camino ?intermedio, un ?atajo espiritual?, decir: ?bueno, el Señor conoce nuestro corazón... sabe que lo amamos, no seamos extremistas, podemos arrodillarnos, o participar solo ?externamente? pero nuestro corazón está con el Señor?.
Dios nos lleva a definirnos, a comprometernos con Él, a confrontar las tinieblas, a renunciar al pecado y a no ser parte de las abominaciones de los paganos. ¡No hay tal cosa como un camino intermedio!.
Pero, gracias a Dios por estos muchachos: ellos hacen lo que debe hacerse, resuelven no postrarse ante la imagen y en fe se encomiendan al Señor respecto de las consecuencias de su fidelidad.
Ante esa decisión, el enemigo, quien acusa a los hijos de Dios usa una ...