... la Palabra de Dios: «Los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen? Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas» (1 Co. 14:32). No puede profetizar el que cae en un éxtasis incontrolable. Y si pretende hacerlo, los ancianos de la iglesia deben discernir lo que realmente proviene del Señor y desechar lo que no es de Él.
En el Nuevo Testamento el ejercicio del don de profecía tenía algunas características propias. El ministerio profético estaba dirigido principalmente a la iglesia, según se lee en 1 Corintios 14:3-4. Su mensaje era, en general, «para edificación, exhortación y consolación». A veces incluía predicciones sobre cosas que iban a ocurrir. En Hechos 11:27-28 leemos que el profeta Agabo profetiza el arresto de Pablo. Sin embargo, la principal función de los profetas del Nuevo Testamento era dar a conocer la revelación divina frente a determinadas circunstancias y guiar a los hermanos en momentos especiales. Por ejemplo, en Hechos 15:32 leemos que Judas y Silas, que también eran profetas, «consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras». En otro caso, es interesante observar que los hermanos residentes en Tiro sabían, por revelación del Espíritu, que Pablo tendría problemas en Jerusalén. «Ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén» (Hch. 21:3-4). En este caso se podría hablar de «una manifestación colectiva» del don de profecía. Quizás haya sido tan sólo un hecho aislado, en un contexto realmente dramático.
4. La profecía en la actualidad
Quisiera poner a la consideración un aspecto de la voz profética que parece haber estado durmiente entre los evangélicos durante mucho tiempo: me refiero a la conciencia social. Sin embargo antes de descubrir este don que se puede observar al estudiar los profetas del Antiguo Testamento, deseo poner en claro lo que no es.
Por supuesto, «nosotros esperamos?cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia» (2 P. 3:13). Sin embargo no nos aferramos a utopías políticas o religiosas, que imaginan que el paraíso terrenal o el definitivo reino de Dios pueden constituirse en esta tierra. Tampoco tenemos una escatología marxista, sino una perspectiva cristiana y un genuino ministerio profético. Mientras luchamos en favor de la justicia y la paz, esperamos la venida de Nuestro Señor Jesucristo, que traerá nuestra definitiva liberación.
Tampoco pensamos que las autoridades civiles están equivocadas simplemente porque ...