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El consejero bíblico


¿Quién tenía la razón, Pablo o Bernabé? / Continuación

... posición o argumento. El poder de nuestra posición no es lo que nos va a meter en problemas sino la debilidad de nuestra persona. Pablo podía decirle a los corintios que siempre cuestionaban su autoridad de apóstol y su derecho de decirles lo que debían hacer: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co. 12: 9-10).

Quinto, la próxima vez que esté involucrado en un altercado con otro creyente, pregunte a Dios qué pecado o pecados nos está queriendo revelar. Cada disputa revela algo acerca de nuestro corazón y condición espiritual. La gracia de Dios trabaja tanto en la tormenta como en la calma; a veces pensamos que Dios no obra en situaciones en que sus hijos no se portan como debieran, y no es así. El mismo Pablo advierte: «Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados» (Ro. 8:28). Es más fácil ver la obra del Señor cuando las cosas van bien, como por ejemplo la unidad que se ve en los primeros 14 capítulos de Hechos. Pero ¿qué de una disputa? Es durante los tiempos difíciles, algunas veces impuestos por nosotros mismos, cuando Dios nos revela nuestros pecados de manera suave y paciente. No nos gusta admitir que quizá que yo mismo sea parte del problema sino exponer la supremacía de nuestro punto de vista.

El Salmo 133:1 explica: «¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna».

Entonces, ¿quién tenía la razón y quién no la tenía, Pablo o Bernabé? Los dos, cuando uno analiza sus posiciones. Ninguno de los dos, cuando uno analiza las actitudes.

Teodoro Campos es un estudiante por excelencia del libro de Romanos, ministro ordenado y anciano en su iglesia en el estado de Oregon en EE.UU.