... bíblica o explicación. Incluye las teorías, principios y prácticas de interpretación bíblica.
La manera de poner en práctica esos principios al estudiar se califica por una palabra diferente; la palabra exégesis, el segundo término con el que usted debe familiarizarse. Es una forma intensiva de una palabra griega que significa extraer. Se refiere al acto de guiar o extraer los pensamientos de un escritor de sus escritos. En exégesis usted está extrayendo esos pensamientos, utilizando herramientas hermenéuticas de acuerdo a principios hermenéuticos. Usted está guiando esos pensamientos del libro hacia su corazón y mente, para poder así exponer a otras personas a las verdades de la Palabra de Dios.
Cuando hacemos exégesis bien, lo que hacemos es aplicar los principios de interpretación (hermenéutica) de manera tal que recibimos del libro lo que Dios puso dentro de ese libro.
Juan Calvino escribió lo siguiente: "La primera tarea del intérprete es dejar que el autor diga lo que dice, en lugar de atribuirle lo que nosotros pensamos que debiera decir". La exégesis implica el uso de cada trozo de conocimiento relevante, experiencia y toda ayuda disponible para obtener los significados e intenciones que el Espíritu Santo tuvo al escribir el original del o los libros.
Otro término, aunque no técnico, que nos ayuda a comprender, es la palabra abertura. Esta palabra aparece en Lucas 24:32-45. Significa explicar por medio de la apertura del entendimiento. ¿Recuerda cuando Jesús dijo que los fariseos habían tomado la llave de la casa del conocimiento, cerrado la puerta y tirado la llave? Esto impedía que la gente entre y obtenga conocimiento. En contraste, abrir es poner la llave en la cerradura y abrir la puerta del conocimiento de la Palabra de Dios a las personas. Es decirles: "Esto es lo que Dios dice en Su Libro", y explicárselos.
Esto es ministrar la palabra en una sesión de consejería; explicar un pasaje a las personas para que puedan decir, ya sea en sus corazones o en voz alta: "¡Ah! ¡Ya entiendo de qué se trata!" Al terminar, no dirán: "Esa es la idea de un consejero", sino: "Comprendo que eso es lo que Dios estaba diciéndome en Su Palabra. El consejero me abrió ese pasaje de tal manera que supe lo que Dios me estaba diciendo a mí".
Cuando aconsejamos bien, en primer lugar estudiamos la Palabra de Dios para comprenderla nosotros mismos. Luego, con las personas aconsejadas sentadas frente a nosotros, abrimos ...