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El consejero bíblico


Carta a un alcohólico parte 1 / Continuación

... maneja por instinto. Estaríamos ignorando sus motivaciones y estaríamos pasando por alto el hecho de que él elige a su amante porque quiere hacerlo.
Es cierto que a tal elección le falta previsión. En ese momento no piensa que sus hijos lo van a odiar, que va a perder la mitad de su salario en pensión alimenticia, y que en seis meses su amante no le parecerá tan atractiva. Pero para él lo que cuenta es el presente.
En eso radica la lógica y la locura de la droga dependencia. La atracción inicial rige nuestro comportamiento y hacemos cosas que luego lamentamos. Pero no está limitado al alcoholismo y a las drogas. Hallamos el mismo principio en la dilación, en comprar cosas a crédito, comer demasiados postres, gastar todo nuestro dinero en el casino, etc. Puede que sea muy imprudente, pero nos importa el sentimiento que nos produce en ese momento, y terminamos esclavizados a las sustancias adictivas y a los comportamientos que una vez produjeron placer y relajación.
Una debilidad de la perspectiva médica o de enfermedad para con las adicciones, es que tiene la tendencia de minimizar estas motivaciones. Esto nos deja sin un claro entendimiento de nuestras necesidades, pasiones y deseos. La perspectiva de la enfermedad en realidad no ignora todas estas motivaciones, pero en especial dirige nuestra atención a posibles causas biológicas.

Dios y nuestros deseos
La capacidad que tiene la Biblia para llegar al nudo del problema no termina con hablar de nuestros deseos. La Biblia indica que nuestras tentaciones y codicia tienen que ver con nuestra relación con Dios. Aunque en Alcohólicos Anónimos Dios es parte de «Los doce pasos» y se lo considera una ayuda esencial para salir de las adicciones, el mucho beber no equivale a una acción contra Dios.
Si dejamos que la Biblia revele las realidades espirituales e invisibles subyacentes en las adicciones, de pronto caeremos en la cuenta de que las adicciones son más que conductas autodestructivas. Son violaciones de las leyes de Dios: las leyes divinas que nos llaman a evitar la borrachera y la falta absoluta de sobriedad (Romanos 13:13), la ley divina que nos llama a amar a otros (1 Juan 4:7), y la ley divina que nos llama a vivir para Él en vez de vivir para nosotros mismos (1 Corintios 10:31). Esto significa que la adicción está más conectada con la relación de alguien con Dios de lo que está conectada con la biología. La adicción revela nuestras lealtades: lo que queremos, lo que amamos, ...

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