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El consejero bíblico


La profecía en la actualidad / Continuación

... son del gobierno. En algunos casos en Centroamérica la iglesia ha denunciado a la «persecución religiosa» porque el Ministro de Salud cerró varios templos debido a que no proveían servicios sanitarios (como la ley demanda).
En otro caso que pronto llegará a litigación, los vecinos han denunciado a la iglesia por demasiada bulla. En los dos casos las autoridades tienen razón, como creyentes es imperioso obedecer la ley civil (y la lógica) y proveer servicios sanitarios y no ofender a la gente que vive cerca de la iglesia por tanto ruido.
La iglesia de hoy cumple su ministerio en un contexto de dolorosa injusticia, frente al poder económico que condena a innumerables familias a vivir en condiciones infrahumanas. En el continente latinoamericano más de ciento treinta millones de personas viven en la miseria, aplastados por un sistema opresor.
Cuando la iglesia cumple su ministerio profético se pone en contacto con seres humanos que están fragmentados. El hombre que necesita ser ministrado espiritualmente también necesita ser ministrado socialmente. La iglesia no puede limitarse tan sólo a una parte del todo de su misión. El teólogo Valson Thampu, de la India, enfatiza cuatro puntos para recordar: «a) el todo es más que la suma de las partes; b) el todo determina la naturaleza de sus partes; c) las partes no pueden ser entendidas si no son consideradas en su relación con el todo; y d) en un todo de naturaleza orgánica, las partes tienen entre sí una relación dinámica y siempre son interdependientes. En otras palabras, el todo, que es la misión de Dios para el mundo, determina la naturaleza de las muchas misiones de la iglesia».
Dios no divide al hombre en pedazos. A causa de su ministerio profético, la iglesia no puede desentenderse del drama social mientras proclama alegremente «la doctrina de la prosperidad». La guerra espiritual es mucho más que reprender demonios incorpóreos. También es la voz profética, la voz opositora contra las estructuras pecaminosas de este mundo, culpables de todo tipo de injusticia. Esa acción profética de la iglesia no es la mera dádiva, la asistencia comunitaria, la entrega de bolsones de alimentos, medicinas y ropa. Eso es importante. Pero también hace falta la palabra profética que, en lugar de buscar el beneplácito de los opresores o aplaudir a los déspotas, les dice la verdad, reprendiéndolos con igual valentía que la de Elías o Juan el Bautista.
La guerra espiritual no tiene como únicos enemigos a los ...

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