... oídos para oír, oiga» (v.g., Lc. 8:8; 14:35).
El subjetivismo no solamente produce error y distorsión sino que también engendra arrogancia. Creer lo que creo simplemente porque lo creo o discutir que mi opinión es la correcta meramente por ser mi opinión es el epítome de la arrogancia. Si mis puntos de vista no pueden pasar la prueba del análisis objetivo y de la verificación, la humildad me exige que los abandone. Pero el subjetivista tiene la arrogancia de mantener su posición sin base ni corroboración objetiva. El decirle a alguien: «Si te gusta creer lo que quieres creer, está bien; yo creeré lo que quiera creer», aparenta ser humilde sólo en la superficie.
Los puntos de vista privados deben ser evaluados a la luz de la evidencia y la opinión externa, porque llegamos a la Biblia con exceso de bagaje. Nadie sobre la faz de esta tierra tiene un entendimiento puro de la Escritura. Todos tenemos algunos puntos de vista y mantenemos algunas ideas que no son de Dios. Tal vez si supiéramos exactamente cuáles de nuestros puntos de vista son contrarios a las ideas de Dios, los abandonaríamos. Pero el seleccionarlos es muy difícil. Por tanto, nuestros puntos de vista necesitan la tabla de armonía y el acero templado de la investigación y la experiencia de otras personas.
¹Es notable que hoy en día se lee y se estudia la Biblia en muchas iglesias católicas, no solamente en América Latina sino en varias partes del mundo.
Tomado del libro Cómo estudiar e interpretar la Biblia, Editorial UNILIT, usado con permiso.
R.C. Sproul es reconocido como uno de los más brillantes y capaces teólogos del mundo evangélico. Es profesor, expositor y presidente de Ligonier Ministries con sede en Orlando, Florida.