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El consejero bíblico


Pescando en las escrituras #2 / Continuación

... 2 Ti 2:16 (evita); y 2 Ti 2:23 (cuestiones necias e insensatas).

3:10 al hombre que cause divisiones

«divisiones«, hairetikon. El término herejía y hereje se derivan de esta palabra griega. El uso del término «divisiones« indica de la naturaleza destructiva de aquellos que promueven enseñanzas falsas en la iglesia.

Aunque este adjetivo aparece solo aquí en el NT, el sustantivo hairesis se refiere a sectas dentro del judaísmo (Hch 5:17; 15:5; 24:5,14; 28:22) o a facciones dentro de la iglesia (1 Co 11:19).

3:12 Nicópolis

«Nicópolis« (ciudad de la victoria). Pablo posiblemente se refiere a Nicópolis de Epiros, ubicada en el golfo del Mar Adriático.

La ubicación geográfica de Nicópolis es ideal para pasar el invierno y es un punto de partida estratégico para los próximos viajes misioneros de Tito a Dalmacia (2 Timoteo 4:10).


La manera de recoger los datos arriba puede ajustarse al estilo y gusto de cada estudiante. La idea aquí es buscar, en lo posible, las estrategias adecuadas de investigación que optimen nuestra tarea exploratoria del texto. Lo de arriba es sólo un ejemplo. Admitimos que este trabajo es insuficiente y poco probable que satisfaga por completo las exigencias del lector. No obstante, con esto quisimos destacar en alguna forma lo que implica «meternos« en el texto hasta sacarle el jugo.

Habrá, aun después de mucha reflexión y estudio adicional, cosas que aún no logramos entender. Bien lo dijo el apóstol Pablo: ?Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos? (1 Corintios 13:9). La Escritura está llena de grandes misterios y profundas verdades, pero esto no debe desanimarnos; al contrario, debe darnos más razón para seguir escudriñándola con diligencia, porque ?en ellas?, dijo Jesús, ?tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí? (Juan 5:39).

Si las palabras de Jesús son vida eterna, ¿por qué entonces no apropiarnos de ellas? ¿Qué valor tienen sólo en observarlas e interpretarlas? ¿Por qué no buscar la vida en ella? ¡A eso vamos! Y es a este tercer momento del inductivo que lo llamamos...

(Continuará en el próximo número con La Aplicación.)