... a quién o a qué servimos. Nos lleva a la pregunta crucial: ¿Vivirá usted su vida para satisfacer sus propios deseos o vivirá para Dios?
La idea adicción-como-enfermedad omite esto totalmente, y en algunos casos hasta empeora el problema. Consideremos otra vez a mi amigo que estaba enojado con Dios. En vez de acusarse a sí mismo y preguntarse de qué manera su conducta era conducta contra Dios, su perspectiva de adicción como enfermedad lo llevó a juzgar a Dios y a acusarlo de trato preferencial o injusto.
La Biblia nos obliga a enfrentarnos al lugar que ocupa Dios en las motivaciones que rigen nuestras decisiones. ¿Habrá usted de adorar a sus ídolos o a Dios? Desde esta perspectiva, una botella de una bebida alcohólica es uno de los muchos ídolos que servimos. Esa botella se disputa nuestra devoción así como lo hacen el dinero, el placer, la fama, el sexo, las opiniones de los demás y otros ídolos populares de nuestro tiempo.
Cuando vemos realidades espirituales detrás de nuestras conductas de adicción, descubrimos que servimos a aquello que amamos. Vamos a amar y a servir a Dios, o vamos a amar y a servir a nuestros ídolos. Los ídolos existen en nuestra vida porque los amamos; los invitamos a ser parte de nuestra vida. Pero una vez que los ídolos encuentran un hogar, cambian, y en vez de ser los siervos de nuestros deseos se convierten en nuestros amos. Por eso la Biblia enseña que primero nosotros elegimos la sustancia adictiva, pero después la sustancia adictiva nos elige a nosotros: Yo quiero... yo soy esclavo. Podemos tener la bendición de servir al Dios Altísimo que nos ama, o tendremos la maldición de ser esclavos de nuestros deseos y de los ídolos que esos deseos simbolizan. Es por eso que un método bíblico de tratar con las adicciones debe hacer más que simplemente decir: «Deja de hacerlo.» El método bíblico se da cuenta de que los adictos están en control de la situación pero también están fuera de control. Este aspecto doble de la experiencia de adicción ?la rebelión y la esclavitud? es lo que comúnmente llamamos pecado, y es una explicación más profunda de las adicciones que la metáfora de la enfermedad. (Contnurará en el siguiente número de AP.)
El Dr. Ed Welch es médico y director de consejos y ministerios educativos en CCEF en Glenside, Pennsylvania, EE.UU.
Traducido por Leticia Calçada.