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Para Isaías, «mi pueblo» significaba a veces sus contemporáneos en la nación de Judá, que estaban bajo el juicio divino (Isaías 13, 3:12-15, 58:1). En otras ocasiones abarcaba todas las naciones con miras al futuro (Isaías 19:23-25, 40:1-5, 52:4-10, 53:8).
La promesa de Isaías 30:21 tiene su lugar dentro de este marco teológico. Fue dirigida a la nación rebelde y evocó una reacción positiva (Isaías 30:22). Pero no tuvo efecto duradero. Isaías fue esencialmente un profeta del futuro. Comprendía que «mi pueblo» consistiría a la larga en hombres y mujeres de todas las naciones, los descendientes espirituales del remanente piadoso.
¿De qué manera apunta Isaías 30 a Cristo? Si la Biblia es Cristocéntrica, ¿cómo lo expresa este pasaje? En términos generales, prepara el terreno para el Hijo perfecto de Dios (Mateo 3:17). Su vida intachable contrasta con la rebeldía que sale a luz en este capítulo, la rebeldía del hijo primogénito de Dios (Éxodo 4:22). Ese primer hijo estropeó el ideal divino; Cristo lo cumplió.
Más específicamente, la promesa de una palabra que dijera «Este es el camino?» prefiguró a Jesús en d sentido de que enseñaba infaliblemente el camino de Dios. Esto lo reconocieron incluso sus enemigos (Mt. 22:16). Además, era en su propia persona «el camino» (Juan 14:6).
Queda claro que el camino de que habla Isaías es el camino de santidad y obediencia. Este es básicamente el mensaje espiritual de Isaías 30.
La santidad y la obediencia tienen muchas ramificaciones. En este capítulo, que gira en torno del pecado de Judá al buscar la ayuda de una nación pagana, suponen «descanso y? reposo,? quietud y? confianza» (Isaías 30:15). En otras palabras, el pueblo había de rechazar soluciones humanas y descansar en Dios, estando seguro de que Él actuaría.
El mensaje espiritual de Isaías 30 es también práctico. El rumbo que tomaba el pueblo de Judá ?hacia Egipto? conduciría a la ruina (Isaías 30:3-7). En cambio, el descanso y el reposo los llevarían a la salvación (Isaías 30:15). Serían librados de sus enemigos. ¡Muy práctico!
Mirándolo desde otro punto de vista, se puede decir que este capítulo nos instruye sobre la cuestión práctica de la seguridad. No había seguridad en Egipto (Isaías 30:5). La seguridad se encuentra únicamente en Dios: «bienaventurados todos los que confían en él» (Isaías 30:18).
Tomado de Andamio, usado con permiso.