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El consejero bíblico


La profecía en la actualidad / Continuación

... principados inmateriales ni se limita a tomar posesión simbólica de territorios que pertenecen al Príncipe de este mundo, donde el pecado continuará hasta el Juicio Final. Es también una guerra, con las armas del Espíritu y el don de profecía, contra las potestades tangibles, palpables, visibles, cuyos rostros están en los noticieros de televisión. En Proverbios 29:7 leemos que «el justo conoce la causa de los pobres». Los cristianos tenemos legítimo derecho a utilizar las tribunas políticas y ejercer nuestro ministerio profético para denunciar puntualmente todos los mecanismos del mal y colaborar en todo lo que contribuya, al menos en parte, a desmantelar las instituciones opresoras y sanar a la comunidad. El profeta Natán no dudó en acusar al rey David por su abuso de poder: «!Tú eres ese hombre!» (2 S. 12:7). Amós, Miqueas, Santiago y otros, no guardaron silencio ante la explotación del prójimo. ¡El mismo Jesús, en actitud desafiante, llamó «zorra» al rey Herodes! (Lc. 13:31-32). Hoy, más que nunca, es necesario que como auténticos cristianos asumamos nuestro rol profético de ser «sal de la tierra» y «luz del mundo», combatiendo este sistema injusto y los males concretos en nuestra propia región, sabiendo que tenemos armas espirituales, «poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas» (2 Co. 10:3-5).



Samuel Libert, de nacionalidad argentina, es pastor y evangelista internacional. Actualmente ejerce el pastorado de una iglesia bautista en Rosario, Argentina.
Tomado de la disertación dada por Samuel Libert en el Instituto de Córdoba, abril 17, 1998.