... del Nuevo Testamento: «Esto es mi cuerpo» (Lc. 22:19).
A veces se sostiene que los dos términos griegos para «amar» son totalmente distintos. Uno de ellos supone un amor «alto», el otro un amor más «bajo». Este argumento se presenta a menudo con relación a Jn. 21:15-17, donde se usa dos veces la palabra más «alta» y cuatro veces la más «baja». Por supuesto, las gamas semánticas de estas palabras no son idénticas. Pero sí coinciden en gran parte. Dos veces leemos: «El Padre ama al Hijo» (Jn. 3:95, 5:20). Pero se usan verbos diferentes. ¿Implica esto que Dios ama a su Hijo de dos maneras distintas?
Se ha dicho que la palabra «apóstol» significa «alguien que es enviado» porque tiene la misma raíz que el verbo griego para «enviar». Pero esta idea no está bien fundada. La forma y la derivación de la palabra no constituyen una guía segura. Lo que sí importa es la usanza normal en su contexto histórico.
Conclusión
Diez escollos a evitar. Hay otros. Pero estos diez se hallan entre los más comunes. Para ser realista, la flaqueza humana nos impide evitarlos por completo. No obstante, la responsabilidad que tenemos ante Dios es hacer todo lo posible para usar bien la palabra de verdad (2 Ti. 2:15).
Mucho depende de nuestra actitud. Lo cual nos conduce a nuestro punto de partida: la humildad en el uso de la Biblia. Sin humildad, se pierde todo. «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de... humildad» (Col. 3:12).
Tomado de la Revista Andamio, usado con permiso.