... que su propósito de conversar «cara a cara» con Gayo (v.14), un cristiano fiel, era -entre otras cosas- el de considerar la situación. Sin duda, al decir «la paz sea contigo» (v.15), Juan también pensaba en buscar la paz para aquella iglesia, en vez de optar por una «guerra sin cuartel».
Creo que Juan recordó sus propias ambiciones juveniles, cuando él y su hermano se dirigieron a Jesús y le dijeron: «Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda» (Mr. 10:37). Los discípulos de Jesús (todos) no fueron ajenos a la lucha por el poder. «Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos seria el mayor» (Lc. 22:24), con pretensiones semejantes a las de Diótrefes. Sin duda el apóstol no había olvidado las palabras del Señor: «El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos» (Mr. 10:43-44). Es muy posible que Juan haya visitado a Diótrefes, para relatarle su propia experiencia con Jesús. Una conversación personal, guiada por el Espíritu Santo, ahorra muchos conflictos.
5) Puede ser una lucha entre grupos sólo por razones carnales: En 1 Co. 1:11 y 12, la familia de Cloé informó al apóstol sobre la existencia de conflictos en la iglesia, a causa de la lucha entre grupos de creyentes. «Cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo». La dura contienda entre estos partidos estaba causando divisiones en la congregación. Por supuesto, mencionaban nombres de personalidades cristianas: Pablo, Apolos, Pedro (Cefas), y aun el propio Cristo, invocado por los infaltables «super espirituales» (si hubieran sido auténticos, el apóstol no los habría reprendido). El lema parecía ser: «soy más santo que tú» (comparar Is. 65:5) como decían los judíos que iban «por camino no bueno, en pos de sus pensamientos» (65:2). Aparentemente, esos cuatro grupos de la iglesia de Corinto permanecían obstinadamente en sus propios partidos y eran inflexibles en sus actitudes. ¡Pero todos estaban equivocados! Pablo los reprendió severamente: «¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue Pablo crucificado por vosotros? ¿0 fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?» (v.13). La primera pregunta no estaba dirigida únicamente a los «super espirituales» sino a todos en general. Con sus grupos enfrentados entre sí, ellos asumían una actitud destructiva para la vida espiritual de la congregación. Por ello Pablo no se identificó ...