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El consejero bíblico


LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO / Continuación

... banquete y pasar por alto la ofensa pública. Puede ocuparse del hijo mayor más tarde. Sin embargo no lo hace. Soportando una dolorosa humillación pública, el padre sale una vez más a recuperar lo perdido (oveja / moneda / hijo).

13. La respuesta del hijo mayor. El hijo menor «aceptó» ser hallado. Se sintió colmado por el precioso amor que se le ofreció gratuitamente. Al hijo mayor, en cambio, parece no causarle efecto. Por el contrario, ataca sin piedad tanto a su padre como a su hermano en público. Se esperaría que el padre finalmente explotara y ordenara una paliza por las ofensas públicas. Por quinta vez, el padre trasciende el patriarcado tradicional. No es que se trate de un padre extraordinario, sino que es un símbolo de Dios. Como escribe Henri Nouwen respecto de esta parábola, «Este es el retrato de Dios, cuya bondad, amor, perdón, cuidado, gozo y compasión no tienen límites en absoluto. Jesús presenta la generosidad de Dios, valiéndose de todo el simbolismo que su cultura le brinda, y al mismo tiempo transformándolo constantemente» (El regreso del hijo pródigo).
Si el hijo mayor acepta el amor que ahora se le ofrece a él, se verá obligado a aceptar al hijo pródigo con el mismo amor con el que el padre recibió al cuidador de cerdos. Será necesario que el hijo mayor sea hecho «conforme a la imagen» de ese padre compasivo que sale al encuentro de ambas clases de pecadores como un siervo sufrido que ofrece un amor inmerecido y de gran valor. ¿Está dispuesto? La Escritura no lo dice. Llegado este punto, el público está en escena y debe decidir por sí mismo.


Kenneth E. Bailey es un conferencista sobre estudios de Nuevo Testamento y Medio Oriente, y profesor emérito de Nuevo Testamento en el Tantur Ecumenical Institute (Instituto Ecuménico Tantur), en Jerusalén.