... debía tener discernimiento.
Todo anciano debe tener la habilidad de enseñar la verdad y refutar la falsa doctrina (Tito 1:9). Como pastor, constantemente estoy consciente de esta responsabilidad. Todo lo que leo pasa por un análisis mental discriminatorio. Si usted viera mi biblioteca, rápidamente podría identificar los libros que he leído. Los márgenes están marcados. A veces verá notas alentadoras y partes subrayadas. Otras veces verá signos de pregunta o líneas rojas que cruzan el texto. Constantemente estoy tratando de separar la verdad del error. Leo de esa manera, pienso de esa manera, y por supuesto que predico de esa manera. Mi pasión es conocer la verdad y predicarla con autoridad. Esa debe ser la pasión de todo maestro porque todo lo que enseñamos afecta los corazones y las vidas de quienes nos oyen.
El mismo discernimiento cuidadoso que Pablo exigía a los pastores y ancianos es el deber de todo cristiano: «Examinadlo todo» (1 Tesalonicenses 5:21). La palabra traducida como «examinadlo», dokimazo, es una palabra común en el Nuevo Testamento. En otros lugares es traducida «analizad» o «probad». Se refiere al proceso de analizar algo para revelar su verdadera naturaleza, tal como el análisis de metales preciosos. Pablo alienta a los creyentes a que escudriñen todo lo que oyen para distinguir entre lo verdadero y lo falso. En otras palabras, quiere que sometemos todo a un examen crítico.
Los tesalonicenses tenían muchos deseos de creer cualquier cosa que les fuera predicada en el nombre de Cristo (Efesos 4:14). Lucas los compara con la iglesia de Berea, que tenía más discernimiento. Los de Berea «eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así» (Hechos 17:11). Evidentemente los tesalonicenses tenían poco discernimiento desde el principio.
¿Por qué eran tan vulnerables a las falsas enseñanzas? Seguramente fue precisamente porque les faltaba el discernimiento ejemplificado por los de Berea. Los tesalonicenses no examinaban todo a la luz de la Palabra de Dios. Si lo hubieran hecho, no hubieran sido engañados tan fácilmente.
Es importante destacar que los tesalonicenses estaban en desventaja con los cristianos de hoy. No tenían todos los libros del Nuevo Testamento a su disposición. Sin embargo, lo que Pablo les enseñó representaba el mismo conjunto de verdades que está disponible para nosotros hoy en las Escrituras ...