Artículos

El consejero bíblico


Riesgos específicos del liderazgo / Continuación

... y aún la vileza de nuestros corazones.

Celos
Los celos son parientes cercanos del orgullo. La persona celosa es aprensiva y sospecha de los rivales. La tentación le vino a Moisés por medio de la lealtad de sus propios colegas.

Un joven corrió a avisar a Moisés, y le dijo:
? Eldad y Meldad profetizan en el campamento.
Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y le dijo:
? Señor mío, no se lo permitas (Números 11:27-28).

Estos dos asistentes habían comenzado a profetizar, y los seguidores leales de Moisés estaban celosos en su nombre cuando ellos usurparon sus prerrogativas proféticas y desafiaron su prestigio.

Sin embargo, la envidia y los celos no eran parte de la naturaleza generosa del hombre que hablaba con Dios cara a cara. Tales asuntos podían ser confiados al Dios que le había llamado.

Moisés le respondió:
? ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuera profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos (Números 11:29).

El líder que es celoso de la gloria de Dios no debe preocuparse por su propio prestigio y sus derechos. Están seguros en las manos de Dios.

Popularidad
Siempre habrá quienes dan respeto fuera de lugar a sus líderes y consejeros espirituales y tendrán la tendencia de exaltar a uno sobre otro.

Esa práctica era común en Corinto y causó que Pablo escriba, «pues cuando uno dice:
?Yo ciertamente soy de Pablo?, y el otro:
?Yo soy de Apolos?, ¿no sois carnales?
¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios... Somos colaboradores de Dios (1 Corintios 3.4-6,9).

El respeto exagerado a los líderes de la iglesia es señal de inmadurez espiritual y carnalidad. La aceptación de tal deferencia por parte del líder es evidencia de la misma debilidad. Pablo estaba ofendido por este tipo de adulación y la rechazaba vigorosamente. No está mal ser amado sinceramente por quienes uno sirve con fervor, pero siempre se corre el peligro de que esa devoción sea dirigida al siervo en lugar de al Maestro. Los líderes espirituales deben ser amados sinceramente por la obra que hacen, pero ese amor no debe degenerar en adulación.

El líder más exitoso es aquel cuyos seguidores aman más a Cristo que a él mismo. Le alienta ver que su servicio ...

Continuar leyendo