... a su hogar diariamente. Ese es nuestro lugar. Sin embargo, mientras tú y muchos otros trabajan arduamente, hay algunos que arduamente buscan cómo hacer para no trabajar, y eso es un problema. Desde la perspectiva bíblica no debemos tratar de huirle al trabajo pues ése es nuestro deber.
Sin embargo, si quieres tener satisfacción y victoria espiritual en tu trabajo¬ necesitas entender lo siguiente: 1) Nuestra sociedad, y en especial nuestros empleadores te declaran que tu trabajo define quién eres. En una conversación generalmente lo primero de lo que hablamos es del empleo. Sin embargo, el trabajo o la profesión sólo es una parte de nuestra identidad. El jefe que te dijo que tu trabajo era tu vida se equivocó: ¡Cristo es tu vida! Tú eres, como otros cristianos, "herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Ro. 8:17). Somos hijos de Dios, discípulos de Cristo, real sacerdocio, peregrinos y extranjeros en esta tierra. 2) Tu empleo no es tu llamado ni tu propósito en la vida. Quizás esto contradiga las ideas de tu jefe o tu empresa. Toma nota de lo que el Nuevo Testamento dice acerca de nuestro llamado: "Para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 P. 2:9); "Para la obediencia a la fe" (Ro. l:5); "Llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" (1 Co. 1:9); "Llamados a ser de Jesucristo" (Ro. 1:6); "Echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado" (1 Ti. 6:12); "Llamados a ser santos" (Ro. 1:7; 1 Co. 1:2); "A libertad fuisteis llamados" (Gá. 5:13); "Llamados en una misma esperanza" (Ef. 4:4); "A paz nos llamó Dios" (1 Co. 7:15); "Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados" (1 P. 2:20-21); "Dios, que os llamó a su reino y gloria" (1 Ts. 2:12); "A lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo" (2 Ts. 2:14); "Y los que están con él son llamados y elegidos y fieles" (Ap.17:14). Ese es nuestro llamado.
En segundo lugar, nuestro trabajo nos permite compartir con otros. "El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad" (Ef. 4:28). Esto eleva el concepto de nuestro trabajo, que ya no es sólo para consumir o mantener a nuestra familia (1 Ti. 5:8). Nuestro empleo cobra gran valor si lo vemos como una oportunidad para dar.
Con respecto a que te ...