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El consejero bíblico


Cuando uno no sabe cómo se sienten los demás / Continuación

... que me brindaron. No tuvieron temor de cometer un ¨error¨. Algunos de ellos expresaron y actuaron con gran consideración y discernimiento.

Después de la operación una amiga me vino a visitar al hospital. Luego me pregunté si yo hubiera tomado la iniciativa de visitar a una amiga que recién había pasado por el día más sombrío de su vida. Estoy tan agradecida que ella no tuvo temor de mostrarme su afecto.

Era una creyente nueva con muy poca experiencia cristiana. Pero sentada al lado de mi cama Dios la utilizó para enviarme un mensaje cuando me dijo: ¨Pienso que vas a tener que permitir que tus amigos asuman el peso de tu dolor¨. Me produjo mucho alivio su deseo de ayudarme a sobrellevar mi dolor. Y a su manera lo hizo.

¿Había tenido ella la experiencia de cirugía de cáncer? No. Tampoco se había enfrentado con la posibilidad de que su esposo e hijos vivan sin ella. No era consejera licenciada. Sin embargo, me reconfortó con una simple frase de esperanza.

Centenares de personas se comunicaron conmigo durante mi enfermedad. La mayoría hizo referencia a Jeremías 29:11 ¨Porque yo sé los planes que tengo para ustedes, afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles futuro y una esperanza¨. Cada vez que leía este versículo era una bendición para mí. Nunca pensé, ¨Seguramente podrían darme otro versículo más original!¨ Por el contrario, cada vez que me citaron este versículo durante mi enfermedad, me sentí fortalecida, sabiendo que era la palabra de Dios que me estaba hablando.

Aunque siempre habrá algunos individuos con poca sensibilidad que no vacilan en citar Escrituras al azar, y con respuestas para cada ocasión de la vida, no hay que perder de vista el hecho de que en momentos de tensión y dificultad, nada, absolutamente nada, reemplaza a las Escrituras.

Cuando me siento débil y desanimada, busco a alguien que tenga en los ojos una luz de esperanza. Mi anhelo es que alguien me brinde consuelo y me de ánimo.

Las Escrituras nos dan esperanza, no sólo para el presente, sino también para la eternidad. Si lo que más tememos, la muerte, se hace realidad, Dios nos promete el cielo. Yo de eso estoy segura. No se trata de una respuesta oportuna para evitar el consejo espiritual. Es la verdad que nos da las respuestas, la máxima realidad en un mundo que a veces no tiene sentido.

Mientras escribía estos pensamientos, mi esposo estaba llamando por teléfono ...

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