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El consejero bíblico


El poder de nuestras palabras / Continuación

... la amenaza de nuestras lágrimas o la expresividad de nuestros gestos lo que causa la transformación dentro de la gente. La mansedumbre fluye del hecho que sabemos de dónde proviene nuestro poder.
Dios puede usar palabras apacibles para producir una poderosa convicción en un corazón. Sí, nuestra intención debe ser pensar y hablar en una forma correcta, pero no porque confiemos en nuestro léxico para producir tal cambio en la gente, sino porque queremos ser instrumentos útiles en las manos de Uno que puede ofrecer esa transformación, y no porque confiemos en nuestra destreza para que éste se produzca.
La expresión de mansedumbre no proviene de una persona que está enojada o llena de venganza. Aflora de alguien que está hablando no porque pretenda algo del otro sino porque desea un bien precisamente para su interlocutor. Nos dirigimos a alguien no porque su pecado nos haya afectado sino porque el pecado le tiene embaucado a él o ella. No estamos en una misión de confrontación egoísta sino en un rescate amoroso.
10. Hablar redentivamene significa vivir centrado en nuestro prójimo y enfocado en la comunicación con nuestros semejantes (leer Gá. 6:2). Con estas palabras ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, Pablo mira más allá del bienestar, éxito y comodidad de uno mismo, sino de velar por las luchas de nuestro prójimo, llevando su carga y compartiendo sus desalientos.
Cuando vemos a alguien luchando con sus flaquezas, le animamos con la fortaleza que hay en Cristo. Cuando alguien está equivocado, le hablamos con sabiduría y verdad. Si alguien está temeroso le compartimos del Dios que está siempre presente para ayudarnos en nuestros problemas. Cuando alguien sufre buscamos cómo darle palabras de ánimo. Si alguien está desalentado, levantamos su ánimo con palabras de esperanza. Si se siente solo, le damos un saludo que exprese nuestro amor y manifieste la presencia de Cristo. Cuando alguien está enojado, le hablamos de un Dios de rectitud y quien da el pago justo. Y si uno está metido en un conflicto le invitamos a ser pacificador y reconciliador.
Hablar con un enfoque redentivo significa escoger nuestras palabras cuidadosamente. No queremos ser persuadidos por las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa ni provocar que otro peque a causa de nuestra presunción y envidia. No buscamos mordernos y devorarnos unos a otros con lo que sale de nuestros labios. Más aún, estamos comprometidos a servirnos los unos a los otros ...

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