... exclusivamente en la primera. A decir verdad, la Teología Bíblica apenas figura en el pensamiento evangélico de hoy.
Por este motivo, la Sección III de este estudio se dedicará principalmente a una explicación de esta disciplina bajo el título «Un marco teológico para la Biblia». Nos limitaremos aquí a una breve introducción al tema. El próximo apartado ?«La Biblia es escatológica»? contendrá igualmente unos cuantos elementos de Teología Bíblica.
Si un arquitecto traza un plano para un colegio o un hospital o un hogar de ancianos, considera cuidadosamente el propósito del edificio y lo diseña como corresponde. El constructor sigue luego el plano.
Teológicamente hablando, Dios es tanto arquitecto como constructor. Su gran propósito es crear un pueblo especial, un edificio espiritual que consiste en «piedras vivas» (1 Corintios 3:9, Efesios 2:21-22, 1 Pedro 2:5). Con arreglo a ese propósito, Dios preparó un plan en la eternidad y ha venido realizándolo a lo largo de la historia. La teología saca a luz los rasgos distintivos de este plan y nos enseña cómo se relacionan las diversas partes del mismo.
El propósito central de Dios se puede resumir en una sola frase: «Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.» Este es un hilo que se observa en toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis (Génesis 17:7-8, Apocalipsis 21:3). Es un hilo teológico que de vez en cuando se expresa por palabras explícitas (por ejemplo Jeremías 32:38, 2 Corintios 6:16). Pero se ve con más frecuencia en sucesos históricos. Pongamos una ilustración.
Cuando Rebeca, mujer de Isaac, se dio cuenta de que esperaba gemelos, Dios le explicó que representaban dos pueblos y que uno de ellos predominaría sobre el otro (Génesis 25:21-26). Fue una etapa crucial en la creación por parte de Dios de un pueblo especial. Jacob, no Esaú, había de ser el instrumento por el cual el propósito central de Dios se llevaría a cabo. A pesar de que Esaú conspiró con su padre para frustrar ese propósito, Dios contrarrestó sus intenciones y Jacob recibió la bendición de Isaac (Génesis 27:1-29).
Siglos después, el profeta Malaquías reconoció que Dios había obrado soberanamente en las vidas de Esaú y Jacob (Malaquías 1:1-3). Y al cabo de otros quinientos años, el apóstol Pablo escribió en términos similares acerca del cumplimiento del propósito divino mediante la elección de Jacob (Romanos 9:10-13).
La liberación de los israelitas de Egipto ...