... se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos» (Lucas 24:44).
Esto no significa que todo detalle del Antiguo Testamento se haya de interpretar cristológicamente. Si fuese así, algunas de nuestras conclusiones resultarían absurdas. Pero sí hay muchas «pistas» en el Antiguo Testamento que conducen a Cristo.
Según el apóstol Pedro, los profetas habían discernido que estaban prediciendo la gracia de Dios en Cristo (1 Pedro 1:10-12). El apóstol Pablo afirma que «todas las promesas de Dios son en él Sí?» (2 Corintios 1:20). Esta es una afirmación teológica de gran envergadura. Significa que todas las promesas del Antiguo Testamento se cumplen directa o indirectamente en Cristo.
Esta idea de «cumplimiento» se ha de entender de una manera muy amplia, porque Cristo es el foco de la Biblia entera. Todo culmina en Él. ¿Hay promesas en el Antiguo Testamento? ¿Hay profecías? Todas ellas se cumplen en o por medio de Cristo. Se puede decir lo mismo de los tipos del Antiguo Testamento, esas realidades físicas (personas, objetas, sucesos) que prefiguraron las realidades espirituales correspondientes en el Nuevo Testamento.
A la luz de estos hechos, no es de sorprender que d cumplimiento por Cristo en el Nuevo Testamento se exprese de muchas formas diversas. Esta diversidad se evidenciará a través de los ejemplos que se pondrán a continuación.
Cristo fue la simiente de Abraham (Gálatas 3:16). Cristo cumplió, de modo extraordinario, la profecía «De Egipto llamé a mi Hijo» (Oseas 11:1, Mateo 2:15). De acuerdo con la palabra profética, Cristo llevó tanto nuestras enfermedades como nuestros pecados (Isaías 53:4, 5, 12, Mateo 8:17, 1 P. 2:24). La resurrección de Cristo cumplió la promesa de Isaías «Os daré las misericordias fieles de David» (Isaías 5:59, Hechos 13:34). Cristo está sentado ahora en el trono de David en los cielos (2 Samuel 7:16, Salmo 132:11, Isaías 9:7, Lucas 1:32-33, Hechos 2:25-36).
Además, Cristo fue el Adán verdadero (Romanos 5:14), la pascua verdadera (1 Corintios 5:7), el maná verdadero Juan 6:25-58) y el templo verdadero Juan 2:18-22). Más sutilmente, los tres días que pasó Jonás en el vientre del pez prefiguraron los tres días que pasó Jesús en el corazón de la tierra Jon. 1:17, Mateo 12:40); y la prueba de Israel en el desierto prefiguró la prueba de Jesús siglos después en otro desierto con un fin mucho más elevado (Deuteronomio 8:1-18, Mateo ...