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El consejero bíblico


¿Exaltar el dolor? ¿Ignorarlo? parte 1 / Continuación

... del pecado, que claramente es contra Dios y quebranta la ley. En segundo lugar, cuando nos damos cuenta de que no estamos resguardados del sufrimiento, creemos que Dios ha renegado de sus promesas divinas, y nos sentimos justificados por nuestro enojo con Él. También creemos que la Palabra de Dios no tiene respuestas significativas al más grande problema de la vida. Sin embargo, Dios nunca promete libertad temporal del sufrimiento. En realidad, Él nos habla en casi cada página de la Escritura a fin de prepararnos para el sufrimiento. Difícil como parece, el evangelio no elimina todo el dolor del presente, sino que va más allá. Sana nuestro problema moral. Nuestro sufrimiento es difícil, pero el evangelio señala realidades hermosísimas y ofrece gozo aun en el sufrimiento. Ese evangelio da poder para una nueva obediencia que puede resistir aun en el sufrimiento. La Biblia no proporciona una tecnología que quite el sufrimiento, pero nos enseña cómo vivir con él. Enseñar algo distinto sería transigir con el evangelio.

IGNORANDO EL DOLOR
Quienes tienen la tendencia de minimizar el sufrimiento o de exigir que haya una aceptación estoica, por lo general son más precisos en sus formulaciones teológicas. Pero pueden ser culpables de ignorar importantes temas bíblicos, y por lo tanto culpables también de no ofrecer todo el consejo de Dios a los que sufren. Por ejemplo, si el sufrimiento es un resultado de que otro haya pecado contra nosotros, quienes minimizan el sufrimiento inmediatamente podrían pensar en el llamado a perdonar al que comete el pecado. Este es un tema crítico, así que no es un error incluir el perdón en el proceso de aconsejamiento. Sin embargo, el problema surge cuando el perdón se transforma en único elemento del programa de aconsejamiento. Muchas veces el primer y el último consejo que se da a una mujer víctima de un delito grave es que perdone al ofensor.
Para complicar la situación, algunos consejeros podrían adjuntar al perdón una cláusula adicional. Es decir, el perdón debe ir acompañado del olvido. Este es un sano consejo si «olvidar» se entiende como no permitir que lo que pensamos del ofensor esté controlado por el pecado. Sin embargo, los aconsejados por lo general entienden que este consejo significa que ellos están en pecado aun si piensan en el pecado de que fueron víctimas. Resultado: La víctima ahora se convierte en victimario y se siente culpable si otra vez llega a mencionar que el pecado que sufrió todavía ...

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