... a fin de tener la seguridad de que al llevar a cabo este ministerio de restauración ella
1) es guiada por el Espíritu de Dios,
2) posee una actitud de mansedumbre.
El siguiente paso es, Biblia en mano, esperar la hora idónea para hablar con su esposo (reprenderlo, exhortarlo, animarlo, corregirlo, etc.). Es probable que al principio él no reaccione positivamente. No se desanime. Después del primer encuentro, es imprescindible que la esposa mantenga acciones y actitudes que agraden al Señor. Es humillante para la hombría de un esposo ser reprendido por una mujer, en especial su esposa. Pero el Espíritu Santo usará tanto su actitud como sus palabras en el proceso de restauración. Es importante dar tiempo para que el Espíritu Santo actúe en el corazón del esposo. Si todo le pareciera inútil (es decir, si no viera los resultados deseados), no se desanime. La obra es del Señor. Nuestra tarea es ser obedientes y orar con fe.
Si el esposo reconoce su pecado, veamos cómo ella puede ayudarlo.
a) Motívelo a presentar su pecado ante el Señor (1 Juan 1:9).
b) Anímelo a buscar la ayuda de por lo menos un hermano maduro en la fe. Es imprescindible que él dé razón de su comportamiento a alguien. Es difícil quitar la violencia, pero no posible.
c) Es hora de que como pareja renueven sus votos matrimoniales.
d) Investiguen los factores contribuyentes (si los hubiera) que alimentaron el problema. Es importante tratar no sólo con el problema sino también con los factores que fueron usados por Satanás para concebir el pecado en la vida de ese hombre. La investigación ha de ser exhaustiva para que, dadas las mismas circunstancias, no se reincida en el pecado. Es posible que parte tenga que ver con usted como esposa. Sus actitudes, acciones, hábitos o apariencia física, ¿tenían algo que ver? Pregúntele a su marido.
Ahora bien, ¿qué se debe hacer si, a pesar de todo, el marido de esa querida mujer persiste en su pecado?
a) El primer consejo va dirigido a ella. Más que nunca es esencial que mantenga actitudes humildes y espirituales para con él y que siga siendo una esposa sumisa (1 Pedro 3:1 6).
b) Hay que darle tiempo al esposo para meditar sobre su exhortación. Durante la etapa de espera, que ella cubra a su esposo con oración. El tentador lo quiere ganar para su equipo. Quizá se pregunte: "¿Cuánto tiempo ha de esperar?" No puedo contestar con exactitud. ...