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El consejero bíblico


Cómo Crecer Sin Dinero / Continuación

... las mujeres por la tarde hacían reuniones semanales, en las casas del barrio bajo.
Por esos días Dios mostró un terreno, al parecer pequeño, que estaba en un lugar accesible para todos. Y los recursos aparecieron (nunca en forma de préstamos, ni ayudas del exterior, sino como ofrendas genuinas de los miembros de la iglesia). Al construirse una capilla, los hermanos soñaban con el terreno lindero que estaba libre y duplicaría las dimensiones de la propiedad. Un domingo por la mañana recibieron la información: el otro terreno estaba en venta y sólo tenían dos días para concretar la operación. Esa misma mañana consultaron al tesorero de la iglesia, ¡y no había posibilidad de reunir tanto dinero en 48 horas! Empezaron a orar, sin anunciar a la iglesia esa necesidad, porque el culto matutino ya había finalizado. Esa tarde, dos creyentes que nada sabían del asunto, entrevistaron al pastor para entregarle el diezmo de una herencia que habían recibido. El importe de ese diezmo era exactamente el valor del terreno anhelado, ¡incluyendo los impuestos y gastos para el trámite legal! Hoy se congrega allí una floreciente ?iglesia satélite?.
La fábrica de jabón
Esta historia se parece a la anterior, porque había que iniciar una misión en otra humilde barriada de la ribera del río Paraná, distante de la que ya mencioné. Hermanas y hermanos evangelizaron el área, y allí los vecinos construyeron una sala precaria, con trozos de madera y viejas láminas metálicas de escaso tamaño, que en poco tiempo resultó insuficiente; mientras sobre la alta barranca estaban los jardines de una industria de jabones. Allí había amplio espacio, pero esos jardines eran de propiedad privada, y tenían un cerco infranqueable. ¡Los hermanos no se acobardaron! Pidieron una entrevista con los ejecutivos de la fábrica, y consiguieron el permiso para reunirse en esos jardines sin pagar suma alguna. Allí pusieron sillas, bancos, etc., y además una red para jugar al vóleybol. ¡Todo al aire libre! Numerosas personas recibieron a Cristo y el grupo comenzó la búsqueda de un terreno apropiado, cuyo precio estuviera al alcance de la iglesia. Tras intensa búsqueda descubrieron tres terrenos unidos, con entrada por dos calles, a un costo razonable. La misión se había comenzado sin dinero, pero ahora Dios enviaba recursos para la compra. Sin embargo, ¡todavía faltaba construir la capilla!
Ese barrio se llamaba ?Santa Rita?. Y ocurrió un hecho pintoresco. Los hermanos tuvieron la idea de ...

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